Cada año en Novosibirsk, Rusia, los abetos son rociados con un líquido “antivandálico” para salvarse de la tala en vísperas de la Nochevieja.
Numerosos especialistas arrojan sobre los abetos una sustancia que comienza a emanar un olor insoportable una vez el árbol es trasladado a un lugar caluroso, como una vivienda.
El líquido “antivandálico” es una mezcla de tres componentes – pintura, agua y un elemento secreto- desarrollada por una fábrica local hace ya una década.
Los expertos subrayan que la sustancia apestosa está certificada y en ningún momento representa peligro para del hombre. Eso sí, no se elimina de la casa durante unas semanas.
Los abetos marcados se despojan por completo de los efectos del líquido protector al cabo de unos dos meses, cuando ya no son demandados como árboles de Navidad.
Para rociar unos 12.000 abetos amenazados, los especialistas siberianos emplean cerca de 130 litros del líquido “antivandálico”.