El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, atribuyó los disturbios registrados en varias ciudades del país a la actividad de los grupos extremistas.
“Todos los disturbios son resultado de actos de grupos radicales”, declaró el primer ministro e instó al pueblo a no hacer caso a las provocaciones.
A la vez, el presidente turco, Abdullah Gül, consideró que las protestas son una manifestación de la democracia y aseguró que acepta esta señal de parte de la sociedad.
Turquía registra en los últimos días acciones de protesta desencadenadas por la decisión de las autoridades de talar el parque Gezi en Estambul para construir un centro comercial. Las protestas adquirieron muy pronto un carácter político. Los manifestantes exigen la dimisión de Erdogan y le acusan, en particular, de intentar de islamizar el país.
A las manifestaciones se unieron la mitad de las provincias del país y los turcos que viven en Europa.
Esta mañana en Esmirna, la tercera ciudad del país, los activistas lanzaron un cóctel molotov a la delegación del partido gobernante provocando un incendio.
En Estambul los manifestantes construyeron barricadas y la policía utilizó contra ellos gases lacrimógenos y cañones de agua. Los agentes del orden usaron gases lacrimógenos también para parar a la multitud que se encaminaba hacia la residencia del primer ministro.
En Ankara la policía asaltó un centro comercial donde se refugiaban los manifestantes y detuvo a cientos de personas.
A la vez, los hackers de Anonymous realizaron la noche del domingo un ataque a las páginas de instituciones públicas y medios de Turquía bloqueando, en particular, el sitio del presidente del país.
Según medios nacionales, durante los disturbios resultaron heridas 536 personas y más de 2.300 fueron detenidas.
