Un tribunal de Túnez sentenció a dos años de prisión condicional a veinte personas acusadas de atacar en septiembre pasado el Consulado de EEUU en Bengasi, Libia, y causar la muerte de cuatro personas, entre ellas, el embajador estadounidense Christopher Stevens.
Los acusados no reconocieron su culpa. Su abogado anunció la disposición de presentar un recurso si lo solicitan los condenados o sus familias y calificó de infundadas las inculpaciones.
“Las protestas fueron una reacción espontánea en el mundo islámico ante el ataque a los símbolos sagrados”, declaró el abogado aludiendo a las manifestaciones masivas que tras el estreno de la controvertida película La Inocencia de los Musulmanes comenzaron en varios países islámicos, en particular, en Yemen, Egipto o Irán.
Tras la muerte del embajador y otros tres empleados de la misión diplomática las autoridades estadounidenses se vieron obligadas a afrontar numerosas críticas. Los congresistas afirmaron que la administración no reforzó la seguridad del Consulado pese a las solicitudes de los empleados y más tarde ocultó datos sobre el ataque.
El asesinato del embajador estadounidense se produjo por primera vez en 33 años: en 1979 en Afganistán secuestraron y mataron al jefe de la misión diplomática de EEUU, Adolph Dubs.