Mientras las autoridades de EEUU guardan un hermético silencio sobre la detención ayer en Moscú de un supuesto agente de la CIA, la prensa estadounidense afirma que se trata de un intento de convencer a la opinión rusa de que el espionaje constituye la mayor amenaza para su país.
El Servicio ruso de Seguridad (FSB) informó el martes sobre el arresto de un diplomático estadounidense acusado de ser agente de la CIA. Según el FSB, Ryan Christopher Fogle, que ocupaba en la embajada de EEUU el cargo de tercer secretario de la sección política, fue detenido cuando intentaba reclutar, a cambio de un millón de dólares, a un agente de los servicios secretos rusos especializado en la lucha antiterrorista en el Cáucaso del Norte. La cancillería rusa declaró a Fogle persona no grata y ordenó su expulsión del país.
Por su parte, las autoridades estadounidenses apenas se han pronunciado sobre este nuevo episodio de la guerra de espías entre las dos potencias: “Podemos confirmar que un empleado de la embajada en Moscú estuvo detenido durante un tiempo y después fue puesto en libertad. Hemos visto el comunicado del Ministerio de Exteriores ruso. En estos momentos no tenemos más comentarios”.
Esta fue la única declaración que hizo el Gobierno estadounidense, en concreto su Departamento de Estado, por boca del portavoz de esta entidad, Patrick Ventrell. El diplomático también expresó la confianza en que el incidente no afecte las relaciones bilaterales y en que ambos países continúen con su “cooperación en un amplio abanico de asuntos”.
Aunque Ventrell no dio detalles del paradero actual del presunto agente, es bien conocido que en casos como este el diplomático sospechoso de espionaje es expulsado del país que lo acusa en cuestión de 24 horas. Por regla general, el país de nacionalidad del supuesto espía responde con una medida simétrica, es decir, expulsando a un diplomático de la parte contraria.
El embajador de EEUU en Moscú, Michael McFaul, a quien la cancillería rusa convocó para este miércoles, no ofreció ningún comentario sobre el tema, y se limitó a contestar con un rotundo “no” cuando un usuario de Twitter le preguntó si podía confirmar o desmentir la detención de Fogle.
Entretanto, la prensa estadounidense analiza las imágenes de la detención difundidas por el FSB destacando su “teatralidad” al más puro estilo soviético. “El FSB ha dado un paso sin precedentes al mostrar el vídeo del arresto de Fogle en el que aparece tumbado boca abajo en plena calle, mientras un agente ruso le pone los brazos detrás la espalda”, escribe el diario el New York Times.
The Washington Post cita a antiguos empleados de la CIA que se muestran pasmados ante la “puesta en escena” de la operación. “Es algo propio de los 1980”, afirma el exdirector de la CIA para la URSS y Europa del Este Milton Bearden. “En este drama pensado al detalle todo debía de estar preparado de antemano, las cámaras, los agentes bien entrenados… Todo para poder hacer público el vídeo”, dice.
A su vez, The Wall Street Journal opina que las imágenes, en las que la detención se produce en un parque moscovita y Fogle aparece con una peluca, un arsenal de espía y un fajo de dinero en efectivo, se asemejan más a una farsa que a una película de acción.
“La expulsión podría ser un intento que los partidarios de la línea dura con EEUU emprenden para frustrar las relaciones bilaterales, sostienen los expertos. O bien se trata de un intento por parte de los servicios secretos rusos de mostrar al público interno que el espionaje sigue siendo la mayor amenaza”, concluye el periódico.