Una exposición renovada se inauguró en el antiguo campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria, liberado hace 68 años. En particular, recoge materiales sobre la rebelión de los prisioneros soviéticos.
Unos 130 objetos originales contextualizan el pasado y el funcionamiento del campo bajo el lema ‘Mauthausen, el lugar del crimen: una búsqueda de rastros’. Uno de los objetivos que buscaban conseguir los organizadores fue retratar la estancia en el campo de concentración de los soviéticos, que constituían el grupo más numeroso de los prisioneros.
La nueva exposición, que será completada y ampliada de aquí a 2018, consta de tres secciones: la primera está dedicada a la historia de los campos de concentración nazis, y la segunda investiga los crímenes nazis. Entre otros objetos se muestran los vinculados a la rebelión de los soldados y oficiales soviéticos prisioneros de Mauthausen, que terminó con el exterminio casi total de sus participantes. Por ejemplo, se pueden ver los extintores con los que los rebelados consiguieron neutralizar a guardias bien armados.
La tercera sección, llamada ‘sala de los nombres’, rinde homenaje a las víctimas mortales de Mauthausen: sus nombres están estampados en placas de cristal y se pueden consultar en un libro. Los nombres de los prisioneros soviéticos, independientemente de su origen étnico, están escritos en ruso.
Otra novedad es que el acceso a los antiguos crematorios y la cámara de gas quedará prohibido. Si antes estas partes del campo estaban abiertas para las visitas, a partir de ahora sólo se podrán ver a través de la puerta abierta.
“Queda prohibido entrar en la cámara de gas”, dijo Barbara Glück, la comisaria de la exposición. Señaló, además, que siempre le ha parecido aberrante el hecho de que los visitantes pudieran andar libremente por un espacio que no había abandonado ningún prisionero de Mauthausen.