La condena a la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko, sentenciada en 2011 a siete años de prisión por abuso de poder al firmar contratos de gas con Rusia, es una cuestión de principios para el presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, y su entorno, opina el politólogo ucraniano Vladímir Fesenko, director del centro de estudios políticos Penta.
“Yanukóvich ha declarado en repetidas ocasiones que (Timoshenko) merece un castigo adecuado; la fiscalía también declaró una guerra ‘de principios’ a Timoshenko y sus abogados. Para ellos liberar a Timoshenko sería lo mismo que reconocer su derrota”, dijo.
Ayer la Comisión para indultos de Ucrania rechazó por unanimidad la petición de amnistía para Timoshenko y recomendó al presidente Yanukóvich dejarla en prisión argumentando lo grave del delito cometido, lo corto de la condena ya cumplida y, que es a lo mejor el motivo principal, la existencia de dos otros procesos judiciales contra la ex primera ministra, por los supuestos fraudes mientras dirigía la corporación “Sistemas Energéticos Unidos de Ucrania” y el segundo, por presunta organización del asesinato de un parlamentario ucraniano.
Yanukóvich declaró en más de una ocasión, que el indulto para Timoshenko será posible solo después de concluidos todos los procesos judiciales en su contra.
“Primero, para entonces habrá cumplido más de la mitad de su condena, y segundo, es poco probable que represente una amenaza seria para Yanukóvich después de las presidenciales”, dijo Fesenko.
El “caso Timoshenko” es uno de los principales escollos para que Ucrania se sume a la Unión Europea como un miembro asociado.