Los coreanos de Sajalín, isla en el Lejano Oriente ruso, que esperan su turno para mudarse a Corea del Sur no desistieron de su intención de regresar a la patria histórica por la tensión entre dos Coreas.
“Más de 200 personas siguen en la lista de repatriación. Ninguno se ha negado a mudarse por la agravación de la situación en la península de Corea. Incluso aparecieron nuevos pretendientes”, dijo a RIA Novosti Oksana Pak, portavoz de la Asociación de las Familias Divididas de los Coreanos de Sajalín.
Unos 40 mil coreanos fueron llevados de su país natal a Sajalín de 1939 a 1945 por las autoridades japonesas que gobernaban la parte sur de la isla de 1905 a 1945.
Los japoneses los hicieron trabajar en minas de carbón, aserraderos y la construcción de un ferrocarril e incumplieron la promesa de llevarlos de vuelta a la patria después de cumplidas las obras.
La repatriación de los coreanos comenzó en 1998 según un programa de la Cruz Roja de Corea y Japón. Seúl les otorga viviendas, les paga un subsidio mensual y garantiza la asistencia médica.
Tokio adquiere bienes para ellos y costea su viaje. Además, les garantiza visita gratuita a la isla de Sajalín una vez en dos años.
Solo los coreanos nacidos antes del final de la Segunda Guerra Mundial (agosto de 1945) pueden solicitar la reubicación y apoyo financiero según el programa en cuestión. Como resultado, las familias vuelven a sufrir divisiones.