La isla de Chipre centra la atención de la comunidad internacional desde el pasado fin de semana.
El 16 de marzo, se hizo del dominio público que las autoridades del país acordaron implantar una tasa especial a los depósitos bancarios a cambio del rescate del Eurogrupo por el monto de 10.000 millones de euros.
Se planea gravar con un impuesto extraordinario del 6,75% los depósitos inferiores a 100.000 euros y del 9,9% los superiores a esta cantidad.
Se asegura que a cambio los depositantes obtendrán el importe equivalente en acciones de los bancos donde ahorran dinero. Esta propuesta hace sonreír, porque no es muy rentable pagar mucho por lo que cuesta poco.
Pero para implantar la tasa anunciada, es necesario que la respectiva medida sea aprobada por el parlamento de Chipre. El pasado 15 de marzo, el Gobierno chipriota no consiguió sacar adelante el controvertido proyecto de ley por falta de un voto.
A juzgar por todo, las autoridades de la república ya consideran la ley como aprobada, porque el pasado sábado, 16 de marzo, los bancos restringieron la libre disposición de dinero en efectivo y en Internet comenzaron a circular rumores de que ya se había gravado los depósitos con el impuesto extraordinario.
Pero el portavoz del Banco Central de Chipre anunció el lunes pasado, 18 de marzo, que los cajeros automáticos funcionaban con normalidad. El lunes fue el día festivo en Chipre, por eso los bancos estuvieron cerrados. Así las cosas, el parlamento tuvo un día entero para aprobar la decisión del Gobierno.
Sea lo que sea, los bancos de la isla podrían permanecer cerrados hasta que la decisión del Gobierno reciba el visto bueno del parlamento.
Crédito a cambio del diezmo
Las condiciones en las que el Eurogrupo propuso otorgar el crédito a Chipre no tienen precedentes. Los Estados europeos industrializados nunca han emprendido intentos de resolver sus problemas a costa de los depositantes. ¿Por qué las autoridades de la UE decidieron aplicar una medida tan dura que inevitablemente conllevará un crecimiento de la tensión social?
Los problemas de Chipre se pusieron en evidencia tras la crisis económica en Grecia, porque los bancos chipriotas mantenían importantes carteras de bonos del Gobierno y de las instituciones crediticias helenas. Además, grandes préstamos se otorgaron a las corporaciones y personas físicas griegas.
Según la calificadora internacional Standard & Poor's (S&P), los bancos chipriotas invirtieron unos 30.500 millones de euros en tales activos. En virtud del acuerdo firmado en octubre de 2011 entre la UE y un consorcio de inversores privados, las organizaciones crediticias deben amortizar el 50% del valor nominal de los bonos griegos.
En comparación con Grecia, el precio del rescate de Chipre no es mucho, asciendiendo a 16.000 ó 17.000 millones de euros. La UE acordó destinar 10.000 millones de euros a la isla en caso de que las autoridades chipriotas recauden 6.000 o 7.000 millones de euros con tasa especial a los depósitos bancarios.
Circulan rumores de que el rescate de Grecia agotó los recursos de la UE, y las autoridades europeas decidieron probar en Chipre un nuevo modelo de la ayuda a los países inestables a resolver sus problemas financieros.
En realidad, se podría asestar un nuevo golpe contra los tenedores de los bonos de Chipre, es decir, grandes bancos internacionales que ya perdieron millones de euros, a causa de la reestructurción de la deuda griega. O se podría resolver el problema a costa de los depositantes. Además, un gran volumen de dinero se halla en las cuentas que tienen en los bancos de Chipre los clientes extranjeros.
Según los datos del Banco Central de Chipre, hay casi 70.000 millones de euros en depósitos en Chipre, de los que unos 26.800 millones están en manos de no residentes.
Precisamente este gran volumen de depósitos fue objeto de reproche a Chipre por parte del Eurogrupo, ya que los fondos en depósitos son cuatro veces mayores que el Producto Interno Bruto (PIB). No hay nada sorprendente en eso. Chipre se situó como primer destino en la fuga de capitales a las sociedades opacas (offshore) ubicadas en su territorio.
Pero unas obligaciones del sistema bancario de Chipre tan altas, con un PIB tan bajo se vuelven arriesgadas y ofrecen pocas garantías. Además, se opina que las autoridades europeas habían llegado a la conclusión de que seguir solucionando los problemas mediante la emisión de dinero era una medida demasiado arriesgada desde el punto de vista de la inflación.
Incluso sin ello, como consecuencia de la crisis, la subida de precios en la Eurozona se mantiene constante alrededor del 2,5%. Probablemente las autoridades europeas decidieron no emitir más dinero para salvar a Chipre.
Chipre cercano y lejano, a un mismo tiempo
A pesar de todas estas conclusiones aparentemente convincentes, las condiciones impuestas por el Eurogrupo parecen un poco extrañas. No sólo apuntan a uno de los fundamentos del mundo occidental, es decir, la inviolabilidad de la propiedad privada, sino también desestiman las garantías ofrecidas por los bancos durante la crisis.
Las consecuencias son imprevisibles. Ante todo, el impuesto anunciado provocará, sin duda, una fuga masiva de los depósitos, con el consiguiente colapso del sistema bancario de Chipre, y de ningún modo contribuirá a rescatar el país.
Para prevenirlo, el Banco Central del país tendrá que introducir medidas restrictivas adicionales, por ejemplo, congelar de forma indefinida los depósitos o introducir una comisión por la retirada del dinero.
De este modo actuó uno de los mayores bancos rusos durante la crisis financiera de 2004. Cuando los depositantes empezaron a retirar su dinero, la institución crediticia introdujo una comisión del 10% por retirada de depósitos. Pero si el gobierno de Chipre toma esta decisión, no logrará estabilizar la situación, ya que esta fuga podría propagarse a los países periféricos de la zona del euro. Y en este caso, las consecuencias podrían ser mucho más graves.
Además, una decisión similar ya ha provocado preocupaciones en los mercados financieros, que el lunes, 18 de marzo, se abrieron a la baja.
Los indicadores bursátiles rusos cayeron mucho más que los extranjeros, ya que muchos se preocuparon por las transacciones que efectúan a través de Chipre. Está claro que mientras no se aclare la situación en Chipre, los mercados financieros sufrirán pérdidas. Además, el euro cayó frente al dólar, lo que es lógico también.
Es difícil entender por qué el Gobierno de Chipre aceptó las condiciones del Eurogrupo, si el país puede encontrarse en una situación aún peor que en caso de declararse en bancarrota ahora.
Las autoridades de Chipre podrían aprovechar la experiencia de Islandia a la que en 2008 nadie quiso ayudar y el país se vio obligado a declararse insolvente. A día de hoy, la situación en Islandia está mejorando.
A juzgar por todo, la única explicación de la conducta del Gobierno chipriota consiste en que se entiende que esta decisión perjudicará los intereses de los extranjeros, ante todo, los rusos.
No por casualidad, durante las negociaciones del Eurogrupo Alemania declaró que no iba a salvar a los depositantes rusos de los bancos chipriotas.
Rusia puede ayudar a Chipre
Según las estimaciones de expertos, es poco probable que las pérdidas de los rusos, en primer lugar, los empresarios que llevan su dinero a paraísos fiscales, sean superiores a 1.000 millones de euros, en caso de que tengan que pagar el impuesto anunciado.
Se podría alegrarse de que haya llegado la hora de ajustar cuentas para los involucrados en la evasión fiscal y que el programa de sacar la economía rusa de la sombra offshore incentivado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, continúe realizándose. Pero el propio Putin declaró que la posible implantación deñ impuesto único a las cuentas bancarias en Chipre es una medida injusta, peligrosa y poco profesional.
Según los datos de la Embajada de Rusia, en Chipre viven unos 40.000 rusos, que en mayor o menor medida se verán obligados a pagar por los problemas del sistema bancario de la isla. Esto es evidente, pero existe también el otro lado de la moneda.
De hecho, debido a la congelación de las transacciones, en Rusia se desploma todo un sistema de contabilidad construido a lo largo de muchos años. Cuando se anunció la decisión del Eurogrupo, los representantes del consorcio energético ruso Gazprom se apresuraron a ofrecer la ayuda financiera al sector bancario de Chipre a cambio de licencias para la extracción de gas natural en una zona económica exclusiva de la isla.
Chipre sigue siendo el centro financiero offshore para el sector de negocios de Rusia. Así las cosas, la necesidad de cambiar la dirección de los flujos financieros conllevará pérdidas estimadas en casi 1.000 o 1.500 millones de euros adicionales.
El impuesto también afectará a los bancos rusos (VTB, Sberbank, Alfa-bank, etc), que ofrecen créditos a las entidades chipriotas que con frecuencia son sus filiales. Si la devolución de estos créditos se congela, el dinero en circulación se reducirá en unos 10.000 millones de euros.
Pero se sabe que cuando los ricos viven tiempos difíciles, los pobres sufren aún más y pagan por esto. Es posible que las corporaciones y los bancos traspasen sus pérdidas multimillonarias al siguiente eslabón de la cadena, aumentando la comisión por sus servicios.
Existe también la opinión que el dinero empezará a regresar a Rusia. Es que en 2012, las transferencias de las personas físicas de Rusia a los bancos de Chipre se redujeron considerablemente. Es decir, si en 2011, se transfirió a Chipre más que US $1.500 millones, en 2012, ese monto ya ascendió a US$900.000.
Pero se puede suponer que la mayor parte del dinero seguirá transfiriéndose, según los esquemas tradicionales. Por ejemplo, a Suiza que no forma parte de la zona del euro, pero es más estable a día de hoy.
La crisis mundial de 2008, que no se ajusta a ninguna teoría económica ni se soluciona mediante un método antes eficaz como era la emisión de dinero, exige a las autoridades monetarias a buscar nuevas vías. Se puede calificar como sin precedentes las condiciones del Eurogrupo, porque es un intento de encontrar una solución no tradicional.
Para los países desarrollados, el intento de solucionar los problemas financieros mediante la retirada de fondos de la población es un fenómeno nuevo. Pero no es así para los ciudadanos de Rusia. Se puede recordar la reforma llevada a cabo a principios de los noventa o la crisis de 1998, cuando los ahorros se devaluaron. Esto redujo las obligaciones del Estado, pero provocó una crisis de confianza en el sistema bancario, lo que frena el desarrollo.
Pero la decisión definitiva respecto a la tasa a los depósitos bancarios en Chipre no se ha tomado todavía. Es posible que en vista del pánico provocado entre los depositantes, el parlamento de Chipre no apruebe la condición del Eurogrupo.
El pasado 18 de marzo, la delegación chipriota tuvo que comenzar las negociaciones con el Ministerio ruso de Finanzas sobre un posible aplazamiento de la devolución del crédito de 2.500 millones de euros, así como la posibilidad de recibir un nuevo préstamo. Según se sabe, esta visita se aplazó hasta el 20 de marzo. Así las cosas, es posible que Rusia tenga que rescatar a Chipre.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI