Los políticos liberales y los conservadores usan diversas zonas del cerebro para evaluar riesgos y tomar decisiones, afirman científicos británicos en un artículo publicado en la revista PLoS One.
Darren Schreiber, del Colegio de Exeter de la Universidad de Oxford, y sus colegas llegaron a tal conclusión al estudiar cómo funciona el encéfalo de varios representantes de los partidos republicano y demócrata de EEUU durante un juego de azar.
En los republicanos se activaba más la amígdala, que responde por las reacciones a las amenaza o el estrés. Pero el cerebro de los demócratas registraba más fuertes impulsos en la zona que controla la conducta social y la autoconciencia.
Anteriormente, diversos neurólogos lograron demostrar que la afiliación a un partido político depende de los genes.
Este reciente estudio permitió a Schreiber afirmar que la militancia en un partido o su apoyo puede modificar el funcionamiento del cerebro humano y actúa como un factor más fuerte que las peculiaridades genéticas.