Década de los 80 del siglo pasado
Los jóvenes del cole y de las universidades, los románticos de todos los tiempos estábamos encantados porque no había clases. Cada vez que había apagones de luz causados por el terrorismo, era un pretexto para no hacer las tareas.
Pero cuando empezamos a conocer los asesinatos de nuestros profes, los colegas de clase y las personas un poco mayores que nosotros, las cosas cambiaron radicalmente nuestros puntos de vista. Nos dimos cuenta que no había autoridad en la ciudad y en las zonas rurales era peor, nadie representaba a nadie. Los ladrones de la noche, las fiestas nocturnas desaparecieron.
Sras con vestimenta típica aparecieron en la ciudad buscando a sus hijos jóvenes, el llanto de estas personas era fatal, algo desgarrador, mortal. Nosotros los románticos de siempre somos los adultos de hoy y créame, llevamos en el alma un temor y un rencor desconocidos.
Toda la gente les dimos la espalda a los terroristas y al ejército también. Luego de muchos años nos enteramos que el Alcalde de la ciudad había sido asesinado no por los terroristas sino por el ejército.
Dios nos libre y si en algún lado existe, nos libre de todo terrorismo, porque ya no lo soportaríamos.