Rusia es una potencia influyente en el escenario mundial con la que otros actores internacionales deben dialogar para tender puentes y afrontar juntos los desafíos comunes, considera Javier Morales, Doctor en Relaciones Internacionales y especialista en la política exterior y de seguridad de Rusia.
“Rusia es una gran potencia influyente en el escenario internacional, con la que es necesario dialogar para tender puentes y afrontar juntos los desafíos comunes. Ignorar a Rusia no es una opción, ni para la Unión Europea ni para otros importantes actores internacionales, como Estados Unidos”, dijo a RIA Novosti.
Morales, editor y coordinador del libro “Rusia en la sociedad internacional. Perspectivas tras el retorno de Putin”, opina que hoy día en el mundo hispanohablante hay un cierto vacío informativo sobre lo que está ocurriendo en Rusia, especialmente tras del regreso de Vladímir Putin al Kremlin.
Pese a ser una gran potencia, Rusia necesita que los demás Estados la acepten como tal y reconozcan su derecho a mantener el orden mundial, junto con otros actores importantes en el sistema internacional.
En este sentido, los vínculos de Rusia con sus socios internacionales, la política interior del país y otros asuntos, centraron la atención de los expertos en relaciones internacionales que intervienen en el libro coordinado por Morales.
“Se trata de una obra diversa en sus opiniones, en la que participan autores procedentes del mundo académico, de la diplomacia o de las fuerzas armadas, con distintas orientaciones ideológicas. Pero el nexo común es nuestra visión de Rusia como una gran potencia influyente en el escenario internacional”, explicó.
Agregó que hasta ahora el libro fue presentado en Madrid y Barcelona, ya que el objetivo principal es fomentar el interés por Rusia entre el público español.
Por esta razón, la publicación, que está disponible en internet, hasta el momento no fue traducida a otros idiomas.
Los ponentes del libro no comparten necesariamente posturas e intereses acerca de la valoración de los procesos en Rusia a raíz del regreso de Putin.
“Es necesario aumentar la confianza y el conocimiento mutuos, de forma que podamos resolver nuestras diferencias sin llegar al conflicto”, argumenta el editor de la obra.
Para Morales, las relaciones de Moscú con Washington y Bruselas darán que hablar durante la nueva etapa política que vive el país.
“La continuidad de Obama en el poder supone una ventaja indudable, ya que el Partido Republicano ha criticado cualquier diálogo con Rusia. Tanto Obama como el futuro Secretario de Estado John Kerry estarán dispuestos a mantener la comunicación con Moscú, pero no hay que olvidar que también ellos necesitan encontrar una actitud dialogante por parte del Kremlin”, señala.
El peor escenario, prosigue Morales, sería que ambos gobiernos atendieran sólo a sus beneficios a corto plazo, y dejaran que los desacuerdos en un asunto deteriorasen la cooperación en otros ámbitos donde sus intereses son más compatibles.
Con Bruselas tampoco hay pleno entendimiento acerca de temas de interés bilateral.
“Las relaciones con Rusia son, desgraciadamente, un ejemplo más de la dificultad de coordinar posiciones entre los Estados miembros de la UE. En este momento, con el acoso de los mercados y el euro en peligro, se trata ante todo de un problema de prioridades: los gobiernos europeos prefieren invertir todas sus energías y su capital político en aprobar medidas para hacer frente a la crisis económica, sin demasiado interés por asuntos donde se sabe de antemano que serán necesarios grandes esfuerzos para aproximar posturas dentro de la propia Unión”, explica Morales.
Uno de los asuntos pendientes que desde hace tiempo centra las reuniones entre funcionarios rusos y europeos es la supresión de visados entre Rusia y la UE. Luego de cada cumbre bilateral, ambas partes se apresuran a destacar avances importantes en las conversaciones, pero el resultado definitivo se hace esperar.
“España fue, como es sabido, uno de los principales impulsores de avanzar hacia una futura supresión de visados entre la UE y Rusia; pero el agravamiento de nuestra situación interna hace más difícil que podamos seguir liderando con éxito esta propuesta en las instituciones europeas”, recuerda.
Morales confió en que los países europeos comprendan que Rusia puede ser un socio muy valioso para ayudar “a nuestra recuperación económica, tanto de España como del resto de la Unión”.
En lo que se refiere a los principales retos de Rusia en 2013, Moscú debe empezar por solucionar los problemas en casa, opina.
“Desde mi punto de vista, los principales desafíos para Rusia en la actualidad son de carácter interno. Aunque la economía rusa ha podido sobrevivir de momento a las turbulencias que nos afectan en otras partes de Europa, existe una vulnerabilidad estructural al depender de las exportaciones de energía, como se ha repetido tantas veces en los últimos años”, indica.
El segundo desafío es el descontento entre la población, “la cual, si bien favorece mayoritariamente la estabilidad y rechaza cambios demasiado radicales, también reclama que se atienda a sus problemas cotidianos”.
“Hasta que los ciudadanos no observen mejoras reales en cuestiones como, por ejemplo, la lucha contra la corrupción o las irregularidades en las elecciones, es probable que siga aumentando su desconfianza hacia las autoridades”, sentencia.
Finalmente, otro peligro potencial para Rusia proviene de la posibilidad de que las tensiones sociales puedan ser aprovechadas por grupos extremistas, “como ha sucedido por ejemplo en Grecia con el auge de los movimientos xenófobos”.
Por Anush Janbabyan
