El objetivo de las campañas electorales de ambos candidatos a la presidencia de Estados Unidos consiste en destruir políticamente al rival, y en ese contexto las perspectivas del país son aprovechadas para ganar electores.
“Desgraciadamente, los retos que está afrontando hoy en día Estados Unidos son imposibles de solucionar con medidas que sean del agrado de la población”, señaló al respecto de los debates electorales el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
“¿Eres 'rojo' o 'azul', apoyas a los republicanos o los demócratas? Porque, si apoyas a los republicanos no quiero seguir siendo tu amigo en Facebook”, esta declaración, muy acorde a la época electoral, la hizo el partidario de los demócratas, el actor y cantante del Broadway, Max von Essen. Un conocido mío, un ruso residente en Estados Unidos, tenía la intención de reconciliarse con su exmujer, pero se enteró de que “le había dado por juntarse con los demócratas”. No hubo reconciliación. No parece ser el país de siempre, donde era considerado de mal gusto hablar en público sobre política.
Recientemente he estado en una iglesia anglicana en la ceremonia de la bendición de la gente y también de los animales. “¿Qué es lo que nos está ocurriendo? ¿Por qué a causa de estas elecciones todos nosotros, médicos y maestros, dependientes y operarios, nos hemos separado por preferencias políticas, como si fuéramos dos naciones enfrentadas y no ciudadanos del mismo país?” preguntaba el pastor a varios miles de creyentes allí reunidos.
Que se sepa, nunca ha estado dividido Estados Unidos hasta tal punto en dos bandos irreconciliables, los partidarios de los demócratas y los republicanos. Nunca han mostrado los candidatos tanta agresividad. Nunca se ha mentido tanto durante la campaña electoral.
Midiendo el nivel de la verdad en las declaraciones de los candidatos
Numerosos periódicos y ediciones electrónicas intentan indicar a sus lectores las discrepancias entre las declaraciones de los principales representantes de ambos partidos y la vida real. En las anteriores elecciones la aseveración del Partido Demócrata de que los republicanos se disponían a recortar gastos presupuestarios sobre la atención médica de los jubilados resultó muy eficaz en la formación de la opinión de los electores en edades avanzadas.
Y en la campaña actual los republicanos recurren al mismo argumento, insistiendo en que los demócratas suspenderán la financiación de las pólizas médicas gratuitas Medicare para las personas de tercera edad para destinar los fondos a la realización del programa ObamaCare, reforma del sistema de sanidad promovida por el presidente en ejercicio.
Como “mentira del año” fue calificada esta manipulación de la opinión pública por el periódico electrónico Politifact, creado por el periódico Tampa Bay Times y dedicado a la medición del grado de veracidad de las declaraciones preelectorales. Ningún medio es desdeñado: a Obama y su equipo se les tilda de “socialistas”, lo que es un grave insulto para los estadounidenses desde la época de la Guerra Fría. A los senadores por el Partido Demócrata se los llama miembros no declarados del Partido Comunista.
En un vídeo promocional Barack Obama asegura que Mitt Romney se dispone a prohibir los abortos incluso en caso de violación o relaciones incestuosas, aunque el propio Romney había dicho justamente lo contrario. Los demócratas intentan meter miedo a los electores asegurando que el candidato por los republicanos cerrará el programa infantil 'Barrio Sésamo', mientras que en realidad Romney exigió suprimir la financiación con fondos del presupuesto de esta iniciativa privada. Se supo, sin embargo, que los gastos del programa se cubren tan solo en un 5% con los fondos provenientes del presupuesto.
Romney alerta de que Omaba está supuestamente cediendo a los chinos los puestos de trabajo de los estadounidenses.
La “medición de la verdad” por Politifact buscó la verdad en su estado puro: la contiene un 22% de las declaraciones del presidente Obama, mientras que el 47% es verdad a medias y el 28%, mentira de diferente grado. En caso de Mitt Romney, son el 15% de verdad y nada más que la verdad y el 41% de mentiras evidentes y no tanto.
“¿Y hemos de elegir presidente a uno de estos mentirosos empedernidos?” pregunta horrorizado uno de los visitantes del foro.
“Siempre ha habido bastante propaganda en la lucha electoral, pero por lo menos 'a posteriori' se solía pedir perdón. En estos momentos no lo podemos ni soñar, dado que las partes está ocupadas en verter lodo al rival”, opina uno de los periodistas.
Solo en una ocasión en toda la campaña sonaron las palabras de disculpa: el aspirante a vicepresidente por el Partido Republicano, Paul Ryan, confesó haberse equivocado, manifestando ser capaz de correr la maratón en 2 horas y algo más de 50 minutos. Precisó que cubría la distancia en cuestión en cuatro horas y algo.
Algo muy del estilo de la ruleta
Los electores ajenos a la disciplina del partido se fijaron desde el inicio de esta campaña electoral en que ni el actual presidente Barack Obama ni su rival Mitt Romney luchan por los votos ni ofrecen soluciones para los problemas que está afrontando el país.
El objetivo de las campañas electorales de ambos candidatos es destruir políticamente al rival y lo único para lo que se evocan las perspectivas del país es para asegurarse un mayor apoyo.
“Desgraciadamente, los retos que está afrontando hoy en día Estados Unidos son imposibles de solucionar con medidas que sean del agrado de la población”, señaló al respecto de los debates electorales el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
El ciudadano de a pie se siente confundido
“Yo, personalmente, votaré por el menor de los dos males, porque ningún candidato supo entusiasmarme con su programa. Solo presencié una feria de las vanidades muy lejana al deseo de hacer algo por el país”, señala un empresario perteneciente a la clase media. Asegura que incluso en la provincia los ciudadanos se sienten decepcionados por el sistema bipartidista, viendo cada vez mayores ventajas al multipartidismo propio de los países europeos. “Pero los republicanos y los demócratas nunca admitirán la necesidad de cambiar nada: si unos pierden estas elecciones, acabarán ganando las próximas. Parece el casino, si no es rojo, es negro”, concluye.
De modo que estas elecciones presidenciales se asemejan a la ruleta, un juego de azar en el que no habrá ganador, sino uno que se lo llevará todo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI