Grecia amaneció hoy paralizada por una nueva jornada de paro general, la segunda en el último mes, en contra del paquete de durísimos recortes por 12.000 millones de euros que el Gobierno heleno prevé aprobar a instancias de sus acreedores internacionales.
La huelga fue convocada por los principales sindicatos del país, ADEDY y GSEE, que cuentan entre ambos con dos millones de miembros, o casi la mitad de la población activa griega.
En particular, este jueves no han zarpado muchos barcos, el transporte público sufre interrupciones, en los hospitales sólo atienden los servicios de urgencias y muchos de los comercios y oficinas públicas permanecen cerradas.
Una vez más, a la huelga se sumaron los museos y monumentos arqueológicos de todo el país, así como el transporte ferroviario y marítimo, que suspendieron sus servicios durante la jornada de hoy, y las aerolíneas que han cancelado o retrasado decenas de vuelos domésticos e internacionales.
El paro, que es el cuarto ya de 24 horas en lo que va de año, se acompaña de manifestaciones en la capital griega que culminarán con un acto frente al Parlamento nacional, donde han sido instaladas vallas metálicas y se han desplegado unos 4.000 agentes de Policía.
Según está previsto, el plan de austeridad en el que trabaja el Gobierno griego podría alcanzar los 12.000 millones de euros (más del 5% del PIB) en los próximos dos años. El país heleno necesita esta nueva tanda de recortes para poder acceder al próximo tramo de ayudas por 31.000 millones de euros.