La Fiscalía federal de Alemania presentó hoy cargos oficiales contra dos presuntos espías rusos que fueron detenidos en octubre pasado y permanecen desde entonces bajo custodia.
Andreas Anschlag, de 46 años, y su esposa, Heidrun Anschlag, de 52, llegaron a Alemania en 1988 y en 1990, respectivamente, con pasaportes falsos que los identificaban como austriacos de origen sudamericano. Según la Fiscalía, trabajaron primero para el KGB y, más tarde, para el Servicio ruso de inteligencia (SVR).
Su misión en Alemania, supuestamente, consistía en recoger información sobre las estrategias políticas y militares de la UE y la OTAN, en particular, los planes en relación con Rusia. Un diplomático holandés les ayudó en esta labor en 2008-2011, al pasarles varios papeles del Ministerio de Exteriores de Holanda.
Los Anschlag siempre mantuvieron comunicación con sus jefes en Rusia, vía satélite o a través de un sitio web en que colocaban vídeos en clave. Cobraban un sueldo fijo que, antes del arresto, rondaba 100.000 euros anuales.
Según la prensa alemana, los instructores descubrieron su pista gracias a los agentes de la CIA, después de que en EEUU fuera desarticulada una red de espías rusos que incluía a la “agente 90-60-90” Ana Chapman.
