El veto impuesto la semana pasada por Rusia y China a un tercer proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, demostró la impotencia de la máxima autoridad política internacional para impedir la guerra civil en el país árabe, que por lo visto, ya es imparable, según opinan expertos rusos.
Moscú y Pekín no pudieron ceder al chantaje de Estados Unidos y sus aliados de apoyar un proyecto de resolución que exigía al ejército sirio salir con su armamento de las ciudades un plazo de diez días, y en caso de su incumplimiento, afrontar un recrudecimiento de las sanciones, entre ellas las militares, según el capítulo VII del Consejo de Seguridad de la ONU.
Como explicó el embajador de Rusia en la ONU, Vitali Churkin, la propuesta occidental suponía un ultimátum suicida para el presidente sirio, Bashar Asad, porque el retiro de las tropas leales del gobierno significa abandonar a su suerte a la población civil que se perfila como la principal víctima de la guerra promovida por gobiernos extranjeros en Siria.
Aunque la prensa occidental lo oculte, es un hecho que una parte considerable de la población todavía apoya a Bashar, otra parte permanece neutral, y son muy pocos los que apoyan a la denominada “oposición”.
Porque la auténtica oposición interna siria y sus líderes conocidos por la población han sido desplazados e incluso reprimidos brutalmente por una oposición desconocida e invertebrada formada por sirios durante muchos años en el exilio.
Esta nueva oposición es generosamente financiada por los gobiernos de Qatar, Arabia Saudita y Turquía, y con ayuda de las principales agencias de noticias occidentales, presentada a la opinión pública mundial como los representantes “legítimos” del pueblo sirio y defensores “auténticos” de los valores democráticos.
Según declaraciones de testigos desde Siria citadas por la prensa rusa, esa nueva oposición “legítima” y “auténtica”, principalmente sus agrupaciones armadas, desarrollan entre la población una campaña de sobornos, terror e intimidación para reclutar informantes, simpatizantes y adeptos en su único objetivo de derrocar al gobierno de Bashar, y rechazando categóricamente cualquier propuesta de diálogo.
Agentes de la oposición pagan generosamente con dólares, información sobre funcionarios públicos, militares, policías, para posteriormente emprender campañas de acoso en las que se obliga a esos funcionarios a suministrar información táctica operativa útil para la comisión de acciones subversivas y combatir a las fuerzas del orden en las calles y poblados.
La negativa a colaborar con la oposición armada significa ingresar en una “lista negra de enemigos” cuyos familiares y viviendas se convierten automáticamente en blanco de agresiones, secuestro, asesinatos y atentados, que pasan desapercibidos en la prensa, ante el cuadro general de caos e informes de enfrentamientos entre la oposición y las fuerzas leales a Bashar.
Según expertos militares rusos, esa campaña de “trabajo con la población” ya está dando resultados y el más notable, parece ser el atentado perpetrado el pasado 18 de julio en una de las instalaciones del Servicio de Seguridad en Damasco.
En el atentado murieron figuras clave para la seguridad del gobierno sirio, entre ellos ,el ministro de Defensa, general Daud Rajha y su adjunto, Asef Shawkat, yerno del presidente Asad.
Expertos del diario “Estrella Roja”, órgano del Ministerio de Defensa, consideran que la campaña combinada de sobornos e intimidación entre los militares sirios y los atentados, paulatinamente puede minar la unidad de las Fuerzas Armadas sirias que hasta el momento, se muestran leales al presidente.
La promesa de Arabia Saudita de pagar sueldos elevados a los militares sirios que deserten y se pasen del bando de la oposición puede dar resultados en condiciones cuando la arcas sirias disminuyen por los altos gastos en defensa y los bajo ingresos por el embargo a las exportaciones de crudo sirio y otras sanciones económicas impuesta por Occidente.
Los expertos también son pesimistas al momento de valorar las posibilidades de Rusia y China para establecer los mecanismos de dialogo entre las partes enfrentadas.
La renovación por 30 días del mandato de los observadores en Siria aprobada por el Consejo de Seguridad, difícilmente podrá detener la escalada de violencia en momentos cuando las Fuerzas Armadas buscan venganza por el atentado, y la oposición se siente fuerte tras liquidar figuras claves en las estructuras de orden público sirias.
La única posibilidad de influencia quedó definitivamente perdida después de que Rusia por falta de apoyo, retirara del Consejo de Seguridad su propuesta de resolución en la que asignaba a los observadores internacionales atribuciones mediadoras que permitieran la evacuación de la población civil de las zonas de enfrentamientos, y hasta la imposición provisional de treguas y alto al fuego en zonas determinadas para promover la posibilidad de contactos entre las partes enfrentadas y paulatinamente disminuir el estallido de hostilidades en los diversos frentes.
Según los expertos, ante la imposibilidad de poner en marcha más mecanismos de mediación política, tanto las partes enfrentadas directamente como los gobiernos implicados, optarán por la guerra como único salida para dirimir el conflicto provocado por fuerzas extrañas en Siria.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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