En la Unión Soviética había sexo pero no como el de ahora

© RIA Novosti . Ruslan Krivobok / Acceder al contenido multimediaEn la Unión Soviética había sexo pero no como el de ahora
En la Unión Soviética había sexo pero no como el de ahora - Sputnik Mundo
Síguenos en
Las relaciones entre los sexos siempre han sido una buena clave para analizar las relaciones sociales en general en un país.

Las relaciones entre los sexos siempre han sido una buena clave para analizar las relaciones sociales en general en un país.

La histórica frase según la cual en la URSS el sexo no existía –y la reacción apasionada que provocó en su momento su mera formulación– dejaban entrever que la sociedad soviética estaba al borde de una transformación trascendental.

Desde aquel entonces ha pasado más de un cuarto de siglo… Y la pregunta que toca hacerse es: ¿hay sexo en la Rusia de hoy?

Entre nosotros había amor

El 17 de julio de 1986, en las pantallas de los televisores de la Unión Soviética los telespectadores pudieron ver un programa conjunto soviético-estadounidense bajo el título 'Las mujeres hablan con las mujeres'; un formato revolucionario para aquellos tiempos, guiado por los presentadores Vladimir Pózner y Phil Donahue, que parecía anunciar la caída del telón de acero.

Las telespectadoras soviéticas y norteamericanas que hasta ese momento es como si hubieran vivido en planetas diferentes tenían la oportunidad de hablar sobre el rol de la mujer en la sociedad, de hacerse preguntas mutuamente y de buscar soluciones a sus problemas comunes.

Fue ante las repetidas lamentaciones de las estadounidenses sobre el hecho de que “los anuncios de televisión están todos basados en el sexo”, cuando la soviética Liudmila Ivanóva –gerente de un hotel en Leningrado- pronunció la frase que marcó una época: “¡En la URSS el sexo no existe!”. Tanto en EEUU como en la Unión Soviética el auditorio rompió a aplaudir y a reír.

Al parecer, la frase fue un poco distinta. Y no es de extrañar que existan tantas versiones de ese momento histórico como testigos hubo de la situación. Algunos de los presentes afirman que la frase completa era ésta: “En la URSS el sexo no existe en la televisión”. La propia Liudmila Ivanóva con posterioridad habría explicado a los periodistas que lo que quería decir es que “entre nosotros hay más amor que sexo”.

En realidad no parece ser tan importante cuáles fueron exactamente las palabras pronunciadas en aquella ocasión, sino la reacción arrebatada que produjo la palabra “sexo” en la sociedad de la época. Parecía como si la estuviesen esperando. Y fue pronunciada. Se podría afirmar incluso que el 17 de julio de 1986 empezamos a vivir en un país distinto.

Para el sociólogo Danil Dondurey, el 17 de julio de 1986 tuvo lugar un acontecimiento muy importante: “En realidad, aquella mujer no dijo que no hubiera sexo en la URSS, sino que no había libertad para hablar del tema; que la moral dominante no respondía a su tiempo. La temática del sexo estaba expulsada de los espacios oficiales y recluida en el subconsciente. La mujer soviética –bella, deportista y militante de las Juventudes Comunistas- no podía siquiera pronunciar en público esa palabra. Toda una enorme esfera de la vida social estaba sometida a una suerte de tabú. Aquel día de un modo irónico, mediante una frase maravillosamente acuñada, ese tabú fue desmontado”.

¡Sí que lo hay… y mucho!

 “Las personas nos reímos no solo de las cosas que nos hacen gracia. En ocasiones la risa sirve para esconder nuestros temores, las cosas que nos preocupan. Para los ciudadanos soviéticos de repente era como si hubiesen estado viviendo de un modo distinto al resto del mundo”, comenta la psicóloga de familia Inna Shifánova. Ese momento fue una especie de puesta en hora, como el inicio de una nueva vida.

En la Unión Soviética en realidad no era solo el sexo lo que tendía a ocultarse. Cualquier tipo de manifestación de las vivencias personales o de los problemas familiares difícilmente salía más allá de las conversaciones que se podían mantener en la cocina. En la televisión todos estos temas se consideraban menores, indignos de ser comentados en voz alta; mucho menos de ser comentados por psicólogos o especialistas.

 “El hombre soviético no tenía derecho a los típicos sufrimientos más humanos. Es por eso por lo que las películas soviéticas no acababan nunca en divorcio: los protagonistas podían casarse o morir, pero no separarse. La aparición de la publicidad de la viagra produjo una auténtica conmoción: hasta entonces se consideraba que los hombres soviéticos no podían tener impotencia, que era un tema que no les preocupaba”, continúa Inna Shifánova.

Y de repente resultaba que no acababa todo después de la boda; que la familia puede ser un entorno con problemas; que hay relaciones muy distintas entre las personas y que estas relaciones no están exentas de problemas (entre otros, problemas de carácter sexual). Y así, en un instante, todo salió a la superficie; todo lo que estaba prohibido salió a la luz pública.

En opinión de Vladimir Shajidzhanián, algunas cosas no estarían de más que volvieran al territorio del tabú. Shajidzhanián es periodista, escritor y sexólogo y fue el autor del primer libro divulgativo sobre el tema editado en la URSS en 1989. Y, aunque se han hecho 16 ediciones ya de él, su título no se puede decir que fuera muy provocativo: '1001 preguntas sobre el sexo.

“Los sentimientos de vergüenza son completamente normales y característicos de personas educadas. Todo el mundo practica el sexo; no hay nada malo en ello e incluso es buena la satisfacción que puede producir, pero la gente decente no lo hace a plena luz del día”, opina este sexólogo.

Como ejemplo de los excesos de desenvoltura a los que hemos llegado en la sociedad de hoy, Shajidzhanián cuenta cómo “hace poco me llamaron de una radio muy popular a las nueve de la mañana y me pidieron que hablara en directo sobre el orgasmo y los modos de alcanzarlo”.

En la calle en la que vive hay hasta cuatro tiendas de artículos eróticos. Aproximadamente la misma cantidad que hay en Moscú de clubes para gays. En Londres, de acuerdo con los cálculos de este sexólogo, hay más de 300 de estos clubes. En la capital británica por el contrario es difícil encontrar tiendas eróticas y no porque haya ninguna ley que prohíba la propaganda de las relaciones sexuales, a diferencia de lo que ocurre en Rusia.

Es por ello que Vladimir Shajidzhanián está más que convencido de que en Rusia había sexo, lo hay y lo habrá. Ahora bien, lo que no se atreve a garantizar es que dentro de un par de años cuando alguien pronuncie esta palabra en la televisión la sustituyan por un pitido, como se hace ahora con los tacos y palabras malsonantes. Incluso a pesar de la abundancia que hoy es posible encontrar en las pantallas de escenas de carácter sexual y chistes verdes, en horario infantil incluso.

El sociólogo Danil Dondurey, por su parte, se muestra tranquilo sobre el sexo en la televisión. Lo que aparece en nuestras pantallas de forma habitual no se puede llamar relaciones sexuales normales.

“La televisión rusa muestra escenas explícitas que sería difícil encontrar incluso en los canales de pago de EEUU. En cualquier país europeo por menos de eso le quitarían la licencia al canal y lo llevarían ante un juez. Nuestra televisión es totalmente comercial y los programas eróticos son un negocio que permite márgenes fantásticos”, subraya el experto.

La sociedad no controla un instrumento principal e importantísimo para el país como es la televisión y, por eso, no es capaz de defender sus intereses. “¿Alguna vez una organización de defensa de la familia ha demandado a un canal de televisión por programar sexo y violencia (conceptos que muchas veces aparecen juntos) a cualquier hora del día? Pensemos que un programa como Vremia que se emite a las nueve de la noche puede empezar con una entrevista con el 'caníbal de Murmansk' o con un asesino en serie…, continúa Dondurey.

En sus 15 años como observador de la televisión rusa no se ha dado el caso que ningún representante de organizaciones sociales realizara un análisis de los contenidos de los canales para, a continuación, contratar a buenos abogados que presentaran ante un juez las correspondientes demandas para arruinar a esos canales televisivos, condenándoles por incumplir la Ley.

“Somos un país oligárquico, en el que las autoridades protegen a las empresas y en el que la sociedad civil no está consolidada”, concluye este experto.

La cocina no es un buen sitio para el sexo

Sin embargo, el sexo no lo tiene tan fácil para aparecer en la televisión rusa, al menos si juzgamos por una de sus componentes más importantes: la publicidad. Uno de los últimos ejemplos es un anuncio de Aeroexpress, el tren que lleva al aeropuerto en Moscú, en el que se ejemplifican sus ventajas con la historia de dos amantes que pueden aprovechar el tiempo para uno de sus encuentros, mientras el marido de ella está atrapado en un atasco camino del aeropuerto. Se trata de un anuncio del que se ha hablado hasta la saciedad en Internet, pero que no ha llegado a mostrarse por televisión.

“La publicidad es, en este sentido, como un niño que no ha podido desarrollarse; tenemos demasiadas limitaciones, entre ellas las que nos marca la Ley de Publicidad. Una idea tiene que pasar un largo camino de aprobaciones desde el punto de vista legal de la agencia de publicidad, de la televisión y del cliente. Son mucho filtros hasta que se llega al telespectador”, comenta Konstantin Shípov, director creativo de la agencia Contrapunto (del Grupo BBDO).

En Occidente con cierta frecuencia aparecen anuncios muy provocativos que en ocasiones han de ser retirados por los anunciantes. Pero es una cosa que suele ocurrir más por la presión de la opinión pública que por la existencia de leyes que impongan ese tipo de prohibiciones. Desde el punto de vista creativo no cabe duda de que se trata de una gran limitación, ya que no es posible utilizar todo el potencial del erotismo (que, dicho sea de paso, está en la base del atractivo de muchas marcas comerciales).

“No podemos olvidar que el erotismo y el sexo en el fondo nos gustan a todos. Es una parte muy importante de nuestra vida y sin ella no podríamos decir que tenemos una existencia completa. Creo que el miedo a mostrar –de un modo elegante, no burdo- escenas sexuales responde más a una mojigatería un poco falsa que a una preocupación real por la infancia y la juventud”, opina Shípov.

Según sus palabras, el prototipo más deseado que suele aparecer en la televisión rusa es la familia feliz: “Cocinas perfectamente barnizadas con muebles de Ikea; un papá, una mamá y uno o dos niños también perfectamente barnizados y una enorme cantidad de felicidad indescriptible por el cubito de caldo de cada día. Reconozcamos que es un modelo que acaba cansando: incluso a sus creadores les acaba cansando”.

De modo que, al menos en este sentido, sigue sin haber sexo en nuestra televisión.

Sexo para la familia feudal

Lo que sí que hay un poco en todas partes son imágenes de mujeres prácticamente desnudas. Si se echa un ojo aunque sea superficial a los anuncios que aparecen en la televisión, en la prensa y en la publicidad exterior en Rusia, uno puede llegar a la conclusión de que el principal producto de la industria nacional sean los servicios sexuales. Pero sería una conclusión apresurada porque, en realidad, lo que anuncian esas bellísimas modelos con una expresión de lo más sensual son inocentes caramelos de menta o una clínica dental.

“Incluso los más novatos de las agencias de publicidad saben que los mejores vendedores son las mujeres, los niños y los animales. No es raro por lo tanto que por encajar en sus gustos o por simple falta de experiencia los publicistas tienden a incluir a una chica guapa y a añadir algo de erotismo, incluso si esto nada tiene que ver con la marca que anuncian”, trata de explicar el fenómeno Konstantin Shípov.

Lo más asombroso del caso es que el público objetivo de los anuncios es también mayoritariamente femenino: son las mujeres las que acaban tomando las decisiones de compra de la mayoría de los productos. Sería más lógico que la publicidad tratase de llegar a sus corazones mostrando hombres medio desnudos. Pero no: el erotismo se ve que sólo va asociado a uno de los dos sexos.

Al parecer, existe una explicación perfectamente racional a este hecho: “En Rusia hay muchas mujeres guapas; pero no se puede decir lo mismo de los hombres. Encontrar a un hombre de más de 35 años bien parecido y que se cuide es de verdad difícil. Los rusos beben mucho, no se cuidan y, a esa edad, empiezan a parecer un tanto ajados. Si uno se fija un poco, puede ver que en los anuncios aparecen siempre los mismos modelos masculinos. Al revés que en otros países occidentales, la elección es muy pequeña”, explica Shípov.

La psicóloga Inna Shifánova ve otras posibles explicaciones: “Las relaciones sexuales están siempre en relación con la estructura social y cambian cuando cambia ésta”.

De acuerdo con su análisis, desde 1986 ya ha habido varios de estos cambios estructurales: después del socialismo, en los 90 llegó la democracia; pero desde comienzos de este siglo se fue consolidando una tendencia hacia una estructura mucho más patriarcal, que se reflejó también en las relaciones entre los sexos: “Hoy en día estamos en presencia de un modelo de familia feudal: el hombre es el encargado de trabajar y traer ingresos a la familia, mientras el modelo femenino es el de una mujer hermosa que se encarga de tener y cuidar a los niños”.

Por eso, en opinión de esta psicóloga, se encuentran tantas mujeres desnudas en la publicidad. No es tanto una imagen sexual como una representación de la indefensión: “Cuando una persona está desnuda, está indefensa, es vulnerable y dependiente. Estas mujeres parecen estar diciendo al imaginado hombre de sus sueños: he aquí mi frágil y bello cuerpo que quiere pasar entre tus brazos toda la vida”.

Seguramente ese modo de entender la vida era completamente impensable para una integrante del Comité de Mujeres Soviéticas como Liudmila Ivanova. Y está claro que un sexo así en la URSS no lo hubo nunca.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала