Dmitri Medvédev: El final de la presidencia

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Dmitri Medvédev, presidente saliente de Rusia desde el pasado otoño, y tras cumplir un solo mandato, el próximo 7 de mayo abandona el Kremlin donde pasó cuatro años.

Dmitri Medvédev, presidente saliente de Rusia desde el pasado otoño, y tras cumplir un solo mandato, el próximo 7 de mayo abandona el Kremlin donde pasó cuatro años. ¿Cómo lo recordarán dentro y fuera del país, y cuál es la herencia, si la hay, del hombre quien fue cuidadosamente seleccionado para ser sucesor y predecesor de Vladímir Putin?

Desde su inauguración en una solemne ceremonia en el Palacio Estatal del Kremlin en mayo de 2008, Medvédev siempre ha enfrentado numerosos obstáculos en su intento de dejar al menos una huella de su presidencia, la que según críticos, fue nada más que un acuerdo político.

“Señoras y señores, el presidente de Rusia, Vladímir…”, y la muchedumbre retumbó cuando lo dijo el presentador en un foro energético en San Petersburgo, celebrado un mes después de que Medvédev asumiera la jefatura del Estado. El locutor corrigió su error antes de que la palabra “Putin” se escapara de sus labios.

Medvédev sonrió, apenas interrumpió el paso subiendo al escenario. No obstante, el error del locutor simbolizaría su presidencia, ya que a pesar de sus esfuerzos,  fracasó en su intento de salir de la sombra de su poderoso mentor, quien tuvo que ceder ante la Constitución que prohíbe ejercer más de dos mandatos presidenciales consecutivos aunque permanece reticente respecto a plazos subsiguientes.

Al otro día de su inauguración, el nuevo presidente ruso designó a Vladímir Putin primer ministro y así preparó la base para gobernar juntos el país más grande del mundo, o como lo calificó la embajada de EEUU en Moscú en una correspondencia diplomática que se filtró a la prensa en 2010, que “Medvédev y Putin son Robin y Batman”.

Con una estatura de 163 centímetros, Medvédev resultó ser aún más bajo que el diminuto Putin y pronto fue apodado “nano-presidente” por blogueros quienes, por ironía, llegaron a obtener un creciente papel social gracias al nuevo inquilino del Kremlin.

Y el pasado mes de septiembre, Medvédev anunció que no buscaría la reelección para abrirle paso al regreso de Putin, “político de mayor autoridad de Rusia”, y así se quedó indefenso ante las acusaciones sobre su irrelevancia política y otras aún más duras. Es verdad que Putin ha decidido nombrarlo primer ministro, pero algunos, incluso entre sus asesores, dudaron de que fuera apto para el respectivo cargo.

Fue una final vergonzosa de la presidencia que pareció muy prometedora aunque por poco tiempo.


Grandes expectativas

Aficionado a la banda rock Deep Purple, de maneras y aspecto académicos, con pasión por la tecnología, Medvédev desde un principio fue caracterizado por la clase media rusa y comentaristas occidentales como una fuerza liberalizadora, un antídoto a Putin, duro ex oficial de KGB (Comité de Seguridad Estatal). Y lo más importante fue o al menos así pareció, que era el primer líder ruso cuyas visiones políticas se forjaron fuera del servicio en el sistema soviético.

Y pese a la indudable lealtad a su compatriota Putin, también procedente de San Petersburgo, Medvédev, ex abogado y ex jefe del gigante energético ruso Gazprom, manifestó cierta independencia a lo largo de los cuatro años de su presidencia, y por lo que parece, se permitía críticas indirectas contra Putin respecto a ciertos asunto tipo Libia o el caso del magnate encarcelado Mijaíl Jodorkovski.

“La libertad es mejor que la no libertad”, dijo Medvédev a principios de su presidencia, y cuando en diciembre del año pasado estallaron protestas sin precedentes contra Putin y su gobierno, fue el presidente quien ordenó a la policía emplear la táctica de mano suave, según lo reportaron fuentes del Kremlin, citadas por prensa. Cuando comenzaron las protestas fue el mismo Medvédev quien propuso amplias reformas para restablecer ciertas libertades políticas, reprimidas por Putin en 2004 con el fin de combatir lo que denominó la “epidemia de la desintegración” que amenazaba a la seguridad nacional.

Pese a las promesas de Medvédev de crear “una sociedad más abierta”, las reformas todavía están por implementarse. Asimismo, Medvédev no alcanzó los objetivos asumidos de modernización, liberalización ni lucha contra la corrupción tan arraigada en Rusia. Respecto a la corrupción, a principios de 2011 admitió que su campaña “no tuvo éxito”, confesó que tuvieron “absoluta razón” los escépticos que auguraron el fracaso de su intento de eliminar el injerto que siempre ha ubicado a Rusia en un 150 lugar en la lista de los países más corruptos, elaborada por la ONG Transparency International. En su último mensaje al Consejo de Estado a finales del pasado abril, Medvédev fue más desafiante al profesar que todavía continúa la lucha para que los rusos renuncien a los sobornos y la extorsión.

No obstante, según críticos, las promesas de Medvédev de que seguirá la lucha contra el injerto maligno cuando asuma el cargo de primer ministro, serán nada más que palabras vacías, similares a las que han caracterizado toda su presidencia.

“Durante su mandato prometió mucho pero hizo poco”, dijo Elena Pozdniakova, experta del Centro de Tecnologías Políticas, basado en Moscú. “Los ciudadanos cifraron su aspiraciones en Medvédev pero quedaron desilusionados”, agregó.

“Medvédev no ha dejado una impresión clara”, dijo el politólogo Serguei Mijeev, y agregó que “es imposible decir a ciencia cierta cuál fue su trabajo”.

“Actuó de manera muy controvertida, y su gobierno y acciones amorfos impiden obtener una opinión firme sobre él”, señaló. “Lo recordarán como un presidente de segunda categoría, controlado por Putin.”

Y como uno quien intentaba imitarlo, según señalaron muchos. Unos meses después de la investidura a la presidencia, la voz normalmente suave de Medvédev experimentó ciertos cambios, adquirió un estilo de habla lacónico tan similar al de su predecesor.

“Sin duda, fue hecho premeditadamente”, dijo Pozdniakova, “para que Medvédev pareciera un presidente al que aspiraba la vasta mayoría de electores rusos, un líder duro y severo”.


Liberales envalentonados

Aunque Medvédev no justificó las expectativas, los años de su presidencia se marcarían con una renovada pasión por la política, nunca vista desde los principios de los 1990. La “clase creativa” liberal de Rusia, así se les denominó a los rusos recién enriquecidos y educados, se ha formado durante la presidencia de Medvédev, y es posible que el líder más joven del país del último siglo no le haya otorgado poderes pero sí la ha envalentonado.

Es posible que Putin se atribuya el mérito de que una generación rusa joven y brillante salió a las calles para protestar contra su gobierno en invierno pasado, puede denominarlos también producto de su gestión en el país desde 2000, pero muchos expresaron su seguridad de que no fue ninguna coincidencia que la alarmante politización de una generación, antes considerada apática y obsesionada con los “gadgets” se produjo en la época de Medvédev.

“Al criticar la situación, Medvédev creó un ambiente en el cual la clase media pudo politizarse”, dijo el director del Centro Berthold Beitz para los asuntos de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, con sede en Berlín, Alexandr Rahr. “Dio a los jóvenes un impulso para cambios.”

“Intentó llevar una política liberal, pero le salió a medias”, indicó Rahr. “A lo mejor no tenía un equipo adecuado o no logró atraerlo, pero sentó bases  para un próximo cambio en Rusia”, agregó.

Muchos lanzaron críticas contra la presidencia de Medvédev y sus inclinaciones liberales.

“Con Medvédev había un abismo entre la retórica sobre la democracia y la realidad”, dijo la experta Lilia Shevtsova del Centro Carnegie de Moscú. “Medvédev dio un duro y decisivo golpe al instituto de la democracia en Rusia y lleva la responsabilidad por su descrédito.”

La experta destacó también que la contradicción entre las promesas de Medvédev y la realidad política de Rusia hizo desencadenar las protestas masivas que azotaron Moscú en invierno.

“Para los rusos educados de hoy Medvédev es lo mismo que fue Brezhnev para los soviéticos, les inspira la misma sensación de náuseas”, dijo.


Escenario global

En unos meses de su ascenso al Kremlin, Medvédev afrontó unas de las más graves crisis de asuntos exteriores de todo su mandato presidencial, cuando la vecina Georgia lanzó un ataque nocturno contra la separatista república de Osetia del Sur en agosto de 2008.

La diminuta Osetia del Sur, junto con la otra república, Abjasia, se separó de la Georgia soviética tras el sangriento conflicto de la Perestroika y para el año 2008 la mayoría de sus 70.000 habitantes han obtenido ya pasaportes rusos.

Aunque Osetia del Sur no es parte de Rusia, un grupo de cascos azules rusos se encontraban en la zona, y algunos fueron asesinados en el ataque de Georgia contra la capital de la república, Tsjinvali, así que Medvédev ordenó a las Fuerzas Armadas de repeler con fuerza el ataque. No obstante, el mismo Medvédev luego retiró a los militares desde el interior de Georgia e inició negociaciones con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para poner fin a la guerra de cinco días.

“Pese a declaraciones duras durante la guerra, resultó ser bastante diplomático para detener la guerra, sin introducir las tropas en Tbilisi y aceptó las negociaciones con el Occidente para arreglar la situación”, dijo el experto Rahr.

La presidencia de Medvédev fue marcada también por el tal pregonado “reinicio” de las relaciones bilaterales con Estados Unidos, y la firma del importante tratado sobre reducción de armas estratégicas con la Casa Blanca. No obstante, se quedaron desacuerdos sobre el plan estadounidense para el escudo antimisiles en Europa.

“Lo recordarán como uno quien firmó el Tratado START con EEUU e hizo un paso adelante para escapar de la herencia de la Guerra Fría”, dijo Rahr. “No fue fácil, numerosos políticos influyentes del Occidente aspiraban a una política de contención y no de aproximación con Moscú”.

Aunque Medvédev se atribuya el mérito de lo que denominó “los mejores años en las relaciones ente Rusia y EEUU”, ahora cuando su presidencia ya se acerca a su final, pocos dudan de quién es quién.

“Medvédev será recordado como un rostro más suave de la política exterior de Rusia”, dijo el investigador Steven Pifer, de la Institución Brookings de Washington.

“Washington siempre ha admitido que Putin como primer ministro participó en la mayor parte de las decisiones de la política exterior”, indicó. “Y si estuviera en contra, no habría ningún reinicio, ni el nuevo START, tampoco Rusia habría apoyado el embargo contra Irán.”


Activismo en Internet

La presidencia de Medvédev coincidió también con el espectacular desarrollo del Internet en Rusia, que actualmente cuenta con más de 50 millones de usuarios, el mayor número de Europa, según el estudio realizado en septiembre de 2011 por la compañía investigadora ComScore.

A diferencia del tecnófobo Putin, Medvédev usa nuevas tecnologías y hasta lanzó una cuenta en Twitter (objeto de burlas despiadadas) y les felicita personalmente a los ciudadanos rusos con motivo del día de su cumpleaños a través de las redes sociales. A mitad de su turno en el Kremlin, fue apodado por los internautas “el bloguero jefe de Estado”, debido a su notable impotencia política y su pasión por Internet.

“Está claro que por lo menos en perspectiva histórica a Medvédev le atribuirán la responsabilidad por mayor actividad en Internet, en particular la aparición del renombrado bloguero luchador contra la corrupción Alexei Navalny. Podía reprimirlo, pero no lo hizo”, dijo el jefe del Centro de Estudios Mediáticos, famoso bloguero ruso Alexander Morozov.

“Pero tampoco lo permitía todo”,  agregó. “Tuvo lugar la persecución de elementos radicales de la comunidad internauta durante el mandato de Medvédev, y no hizo nada para detenerla.”

Navalny, quien intentó desenmascarar la corrupción de burócratas y otros funcionarios públicos, fue el perfil alto de la nueva generación de activistas de la red que sirvió a la audiencia que ansiaba noticias y comentarios independientes de los medios nacionales controlados por el Estado. La comunidad internauta rusa tuvo también un papel decisivo en la organización y la promoción de las protestas masivas contra Putin que en un momento dado amenazaron cambiar para siempre el panorama político de Rusia.

“Medvédev manifestó también la disposición de burlarse de sí mismo en la red, con lo que dio un toque de ligereza al Kremlin, algo imposible con Putin, austero y seco. Cuando en 2011 en YouTube salió un vídeo con Medvédev bailando al son de la famosa canción rusa American Boy, a uno de los comentarios cuyo autor dijo “baila como mi padre”, respondió con un tono chistoso “A lo mejor es verdad, probablemente es cuestión de edad.”

Asimismo, la secretaria de prensa de Medvédev señaló que el mandatario no entendió la decisión de retirar la parodia a su baile de un show televisivo que salía en el horario central. “El presidente toma las parodias con calma”, dijo su portavoz Natalia Timakova. “Y hasta que publicó unas de las mejores en su cuenta en Twitter”, agregó.


¿Hacia un futuro más brillante?

En una entrevista televisiva en vivo, una semana antes de que concluyera su presidencia, Medvédev confesó que “cuatro años no es mucho” y es que simplemente le faltó tiempo para plasmar en vida todas las reformas prometidas.

Pero en su entrevista, de hecho última como presidente, negó sentir frustración alguna por su mandato presidencial.

“Claro está que estuve de mal humor”, dijo en la entrevista difundida por la televisión estatal a finales de abril. “Muy de mal humor, pero nunca me desesperé.”

Y algunos admiten que en el cargo de primer ministro tendrá un período de trabajo más eficiente.

“Su herencia será más visible si sigue realizando su política de liberalización en el gobierno”, dijo Rahr. “Así será reconocido como el que desvió a Rusia desde el camino de autoritarismo”, concluyó.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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