Reportaje gráfico desde un campamento de rebeldes sirios

Las autoridades de Siria los tachan de bandidos y terroristas. La gente les tiene miedo o apoya. Cuando el corresponsal de RIA Novosti decidió viajar a Homs para verlos, le advirtieron: “Los del Ejército Libre de Siria odian a los rusos, y a lo mejor a tí, te matarán”.

Anteriormente un barrio residencial de Homs, ahora al-Khalidiah está en ruinas y se parece a la capital chechena, Grozni, de principios de los años 2000.

Jóvenes armados vigilan los cruces de las calles. Casi no hay gente en las vías y frecuentemente se escuchan disparos aislados.

De vez en cuando se ven camionetas con pasajeros y utensillos. Son refugiados que abandonan sus hogares destruidos.

El hospital sufrió daños graves por un ataque de artillería: muros ennegrecidos, ventanas de cristales rotos. Encima de la entrada está el retrato semiquemado de Hafez Asad, padre del actual presidente. Aquí se ubica el morgue, desde hace mucho tiempo sin electricidad, donde uno puede entrar sólo llevando una máscara antigás.

En una de las habitaciones, encontramos a un militante con ametralladora. Cerca, en una cama, había un lanzagranadas y municiones. El hombre explicó con gestos que así defienden el edificio y nos dejó hacer unas fotos.

A través de los agujeros en el muro no se ve ni una sola casa intacta.

Salat.

Ciudadanos de Homs.

Un grafiti con refugiados y la inscripción que dice “regresaremos” en inglés y árabe.