Si falla la diplomacia, es lógico que siga la guerra en Afganistán

© RIA Novosti . Sergei KirkachArmando Pérez
Armando Pérez - Sputnik Mundo
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Los recientes fracasos diplomáticos de Estados Unidos para promover un proceso de paz en Afganistán, y el inicio de hostilidades por parte de la guerrilla Talibán, obliga al gobierno de Kabul preparar a sus tropas para la guerra, esta vez, sin el apoyo de la OTAN.

Los recientes fracasos diplomáticos de Estados Unidos para promover un proceso de paz en Afganistán, y el inicio de hostilidades por parte de la guerrilla Talibán, obliga al gobierno de Kabul preparar a sus tropas para la guerra, esta vez, sin el apoyo de la OTAN.

Para el gobierno de EEUU, las últimas semanas fueron aciagas por dos serias derrotas sufridas en el frente afgano.

En primer lugar, la guerrilla Talibán anunció la ruptura de negociaciones con representantes de Washington con la mediación del gobierno de Qatar.

El segundo golpe lo asestó su protegido, el presidente afgano, Hamid Karzai, que acorralado por la indignación de la opínión pública de su país, tuvo que exigir a EEUU retirar a sus soldados de todos los poblados y ciudades afganas sin excepción.

El ultimato de Karzai se produjo durante la visita a Afganistán del jefe del Pentágono Leon Panetta, que entre otras cosas, abandonó el país muy disgustado por el incidente ocurrido en la base Camp Bastion, en la provincia de Gilmend, el pasado 14 de marzo.

Entonces, un desconocido en un automóvil chocó contra el muro del aeródromo donde había aterrizado el avión con Panetta, en respuesta, la guardia estadounidense disparó contra el auto que estalló en llamas, y su ocupante fue trasladado a un hospital donde falleció posteriormente.

Independientemente a las versiones sobre un supuesto atentado fallido contra el jefe del Pentágono, o la respuesta desproporcionada de los militares estadounidenses ante un incidente sin trascendencia, la muerte del afgano caldeo aún más los ánimos antinorteamericanos en el parlamento y la opinión afgana.

Un revés para Panetta, porque el objetivo de su visita a Afganistán era precisamente atenuar el malestar que desató el asesinato a sangre fría de 16 civiles, entre ellos, nueve niños, perpetrado por un sargento estadounidense en la provincia de Kandahar, el pasado mes de marzo.

A pesar de las disculpas expresadas por el propio presidente estadounidense Barack Obama, EEUU rehusó cumplir la exigencia del parlamento afgano de juzgar al militar estadounidense según la legislación nacional, y antes de la concluir la investigación, el comando militar trasladó al sargento a una base de EEUU en Kuwait.

Tal vez por esa razón, el presidente Karzai no tuvo otra opción que exigir a Panetta retirar a todos sus 90.000 soldados de los poblados y ciudades y confinarlos en sus guarniciones hasta su salida definitiva del país.

 Según los expertos rusos, el gobierno de EEUU afronta en Afganistán una crisis de imagen, que más que todo perjudica a Obama de cara a la campaña electoral en la que espera obtener un segundo mandato.

Pero como potencia, lo más grave para EEUU es el fracaso en las negociaciones con la guerrilla Talibán indispensable para pactar al menos un alto al fuego hasta que sus últimos soldados abandonen Afganistán, en 2014.

A pesar de las versiones que difunde la prensa occidental, fuentes de la cancillería rusas opinan que en negociaciones entre EEUU y el movimiento Talibán no figura el inicio de un proceso de paz o la inclusión de la guerrilla en el gobierno afgano.

En declaraciones a la prensa moscovita, los diplomaticos rusos afirman que el único asunto que pueden hablar esos dos enemigos irreconciliables es el mecanismo de un alto al fuego mientras las tropas invasoras preparan las maletas para abandonar Afganistán.

Es decir, que el gobierno de Karzai y la guerrilla sigan la guerra por su cuenta, a juzgar por la reciente ofensiva emprendida por los activistas Talibán.

La semana pasada, guerrilleros suicidas pusieron en jaque a las fuerzas del orden afganas con una serie de ataques coordinados que duraron más de 18 horas contra Kabul y otras ciudades.

 Con morteros y artillería ligera, los guerrilleros atacaron las embajadas de Reino Unido, Alemania, Japón y la sede del parlamento en Kabul.

A pesar de la presencia de las tropas aliadas (ISAF), en la capital afgana participaron al menos tres comandos de guerrilleros bien entrenados y grupos similares perpetraron atentados en las ciudades de Puli, Alam, Gardez y Jalalabad, donde atacaron un aeródromo y una base militar de EEUU.

 Las autoridades afganas también frustraron un atentado contra el vicepresidente afgano, Karim Jalili y detuvieron a varios terroristas, supuesto militantes de la agrupación guerrillera Haqqani aliada de Al Qaeda con base de operaciones en Pakistán.

A consecuencia de la ofensiva, al menos 37 guerrilleros fueron abatidos, mientras que el ejercito afgano informó de ocho militares muertos, y decenas de civiles heridos.

El balance de muertos a favor de las autoridades fue interpretado como una victoria del gobierno afganos frente a la guerrilla, demostrando su capacidad para garantizar la seguridad y el orden público en el país cuando se marchen las tropas de EEUU y países de la OTAN.

Pero algunos expertos rusos son pesimistas al resaltar que desde el comienzo, las tropas afganas tuvieron la ventaja númerica, y que pudieron reducir a los guerrilleros únicamente después que los helicópteros de la IFAF atacaran con misiles desde el aire las posiciones de los guerrilleros.

Al comentar la evolución de la situación en Afganistán, los expertos indican que la ofensiva Talibán se perfila como el inicio de enfrentamientos más frecuentes y sangrientos en los que seguramente morirán muchos civiles inocentes.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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