El ex corresponsal de Al Jazeera en Líbano, Ali Hashem, acusó a la dirección de la principal cadena de TV en el mundo islámico de manipular información en la cobertura del conflicto en Siria, motivo por el cual el propio periodista decidió dimitir.
En una entrevista con la cadena rusa de noticias Rossiya 24, Hashem afirmó que las protestas en Siria no han sido pacíficas y que entre los manifestantes ha habido personas armadas desde el mismo inicio de la crisis.
“He visto a hombres armados cruzar la frontera para pasar desde Líbano a Siria. No han sido uno o dos, han sido decenas y se han enfrentado a las tropas del Gobierno. Lo he visto con mis propios ojos y no tengo que preguntar a nadie para saber cómo fue todo”, aseveró.
Ali Hashem es uno de los tres periodistas que terminaron esta semana su relación laboral con Al Jazeera para protestar así contra la manipulación informativa respecto a los sucesos en Siria y Bahrein.
El ex director ejecutivo de la oficina en Beirut, Hassan Shaaban, es otro de los tres ex empleados de la cadena qatarí que, según él, adoptó una postura parcial e “incitadora” desde el inicio de la crisis siria.
La agencia oficial siria Sana informó recientemente citando a una fuente del Ministerio del Interior que los grupos armados secuestran y asesinan a civiles para acusar de su muerte al Ejército.
Según la fuente, desde hace algún tiempo Al Jazeera junto con otra cadena árabe, Al Arabiya, recurren a los servicios de terroristas para la cobertura informativa de la situación en las zonas controladas por la insurgencia en las que tienen lugar este tipo de crímenes.
La agencia siria citó los testimonios de algunos vecinos de Homs que identificaron en las imágenes de presuntas víctimas del Ejército emitidas por ambas televisiones a sus familiares asesinados por los rebeldes.
Desde mediados de marzo de 2011, Siria es escenario de violentos choques entre la oposición y las fuerzas gubernamentales que, según datos de la ONU, se han cobrado más de 7.500 vidas humanas.
Por su parte, el Gobierno sirio reporta más de 2.000 muertos entre los soldados y policías que se enfrentan a milicias fuertemente armadas.