China planea comprar a Rusia una partida de cazas modernos, pero la costumbre de Pekin de copiar y desarrollar la fabricación propia del material bélico extranjero sin autorización previa del suministrador atrasa la suscripción del contrato.
Dos ventajas para el Imperio Celeste
Rusia está a punto de firmar uno de los mayores contratos de compraventa de cazas en esta década. “Las partes casi han acordado el número de aparatos para el suministro. China anunció su disposición de comprar 48 cazas polivalentes Su-35, informó el pasado 6 de marzo el diario ruso Kommersant citando fuentes del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar de Rusia.
Se trata del modelo Su-35S destinado a la exportación. Es la versión modernizada del Т-10BM diseñado por la oficina de diseños Sukhoi que pasaría a ser uno de los mejores aviones de combate en el mundo.
En 2008, el aparato realizó su primer vuelo y, en virtud del contrato firmado en el Salón Aeroespacial MAKS 2009, la Fuerza Aérea de Rusia debe recibir 48 cazas Su-35S.
En 2011, los primeros aparatos fabricados en serie ya empezaron a entregarse al Ejercito del Aire ruso para pruebas.
Pero el contrato potencial de exportación de los cazas anunciados afrontó un grave problema en el ámbito de cooperación militar ruso-china. China suele copiar ilegalmente el material bélico exportado.
Cooperación con países asiáticos
En los noventa hubo dos canales importantes a través de los que Rusia exportaba sus aparatos aéreos.
El grupo aeronáutico ruso Irkut, que fabricaba cazas polivalemtes Su-30MKI, suministraba su producción a la India. El otro país interesado en la compra de aviones rusos fue China.
En 1996, la empresa fabricante de aviones rusa Sukhoi entregó a China 46 cazas Su-27SK hechos en la planta situada en la ciudad de Komsomolsk del Amur (Lejano Oriente ruso).
En 1998, Rusia empezó a trabajar en el contrato para ensamblar 200 cazas a partir de piezas fabricadas en Rusia, con un paulatino aumento de la cuota de componentes fabricados en China.
En 2000, la Fuerza Aérea china incorporó en sus arsenales 73 cazas polivalentes Su-30MKI, y en 2004, la Armada china recibió la versión modernizada del Su-30MKI (24 aparatos) diseñada para detectar, vigilar y destruir objetivos sobre la superficie del mar.
Es evidente que la cooperación militar con China era de importancia especial para Rusia. Pero a mediados de la década pasada Moscú cortó los suministros armamento y material bélico a China.
Cazas Sukhoi fabricados en China
Rusia interrumpió el ensamblaje de cazas interceptores Su-27SK (J-11, según la clasificación china) en China sin cumplir el contrato. Tras ensamblar 95 aparatos de los 200 previstos hacia 2003, los fabricantes decidieron terminar el proceso.
China estaba descontenta con el equipo de los aparatos, considerándolo insuficientemente moderno. Y Rusia se opuso a la práctica tradicional aplicada por el país asiático de modernizar el material bélico sin acordarlo con los diseñadores.
La empresa aeronáutica rusa Sukhoi se negó a dar su visto bueno para la fabricación del J-11B, la versión china del Su-27SK. Por su parte, Pekín renunció a la compra de la versión rusa más moderna, Su-27SKM, propuesta por Sukhoi.
El ensamblaje se interrumpió, pero China continuó fabricando los cazas por su cuenta. Actualmente el Ejército del Aire y la Armada china están dotados con más de 160 aparatos de este tipo y, teniendo en cuenta los respectivos pedidos para su fabricación, su número podría ascender a unos 250.
No es el único caso en el que China ha infringido derechos de propiedad para la fabricación de armamento. Las copias ilegales de material bélico aparecen de manera regular en el gigante asiático. Durante los últimos años, se han detectado muchos aparatos pirateados en los aeródromos chinos.
Por ejemplo, el avión J-15, diseñado para el futuro portaaviones chino Shi Lan, el antiguo Variag soviético, es una copia del caza Su-33 entregado a China por Ucrania.
El J-16 vio la luz tras el intento de fabricar el Su-MK2.
Desde principios de los 2000, Pekin renunció a las compras masivas del armamento ruso, prefiriendo firmar contratos para el suministro de partidas pequeñas para las pruebas. En realidad las utilizó para copiar y reproducir las tecnologías.
Esto es inaceptable para Rusia. Ahora China solo puede contar con contratos para el suministro de grandes partidas, porque los ingresos recibidos de su venta podrían compensar a los fabricantes rusos la copia inevitable de sus tecnologías.
Capacidades de la industria aeronáutica china
Desde los noventa, los chinos han intentado recibir el acceso a las tecnologías de fabricación del material bélico de Rusia. Pero¿son capaces las empresas aeronáuticas chinas de fabricar las copias del material bélico que puedan competir con las versiones originales?
La industria de alta tecnología es el sector en el que hasta hoy en día nadie ha logrado inventar algo sin pasar todas las etapas anteriores del desarrollo tecnológico.
El milagro económico del Imperio Celeste nos puede admirar, pero el actual nivel de desarrollo tecnológico de China no le permite reproducir muchas de las tecnologías que está dispuesta a suministrar Rusia al pirata asiático.
El problema principal es el atraso de China en la construcción de motores. “China alcanzó grandes éxitos al aprender a piratear cazas soviéticos o rusos, pero no supo desarrollar motores fiables para estos aviones y los compra a Rusia”, dijo a RIA Novosti el director de la publicación 'Export vooruzheni' (Exportación de armamento), Andrei Frolov. Además, la industria de Defensa china "es incapaz de dotar sus cazas con la aviónica de fabricación nacional”, añadió.
Esto tiene su explicación: los motores de turbopropulsión que utilizan en los aviones son la cima del desarrollo de complicadas tecnologías y ciencia fundamental aplicada en el ámbito de materiales especiales, aleaciones y métodos de tratamiento.
China cesó de comprar cazas Su, pero sigue firmando contratos para el suministro de grandes partidas de motores rusos AL-31F, que se utilizan para la construcción de aparatos pirateados.
Además, los chinos compran grandes volúmenes de piezas para el ensamblaje de los motores, que resulta imposible copiar sin crear una escuela especial de física y química aplicada.
Comprar menos, copiar más
¿Qué tiene que ver Su-35 con todo esto? A bordo de este aparato fabricado por la industria aeronáutica rusa se probaron muchas nuevas tecnologías con las que posteriormente fue equipado el caza ruso de quinta generación T-50. Por eso el proceso de desarrollo de Su-35 fue tan largo.
China quiere adquirir la siguiente partida de tecnología rusa. Se trata de un diseño principalmente nuevo, radares y el nuevo motor AL-41F1S, en el que se probaron las soluciones para el motor que se utiliza en el caza T-50, mientras que sigan los trabajos para crear el motor de segunda etapa para el avión de quinta generación.
Esto provoca un gran interés hacia Su-35 y obliga a Moscú tomar precauciones. Rusia está dispuesta a suministrar estos cazas a China, pero entiende las posibles consecuencias de esto. Por eso, el volumen mínimo de cazas suministrados a China debe ser demasiado alto para compensar las pérdidas que sufriría Rusia en caso de copiar China el aparato.
Es difícil predecir si la partida de 48 cazas sería suficiente para conseguir este objetivo. Es evidente que sería mejor firmar un contrato para el suministro de unos cien cazas y acordar el equipo con el que deben entregarse los aparatos. Sería inoportuno demostrar a Pekín todas las novedades.
Pero inicialmente China planeaba adquirir solo 10 o 12 cazas. Así las cosas, si Rusia logra acordar una partida de unos 50 aparatos, esto sería un éxito. Además, en caso de que las partes suscriban el contrato, el caza Su-35 se abrirá camino en el mercado internacional.
Siendo la versión más moderna de los cazas de cuarta generación, este aparato podría gozar de demanda en el mercado de armas durante muchos años. Y el primer buen contrato suele mejorar las perspectivas del armamento o material bélico de cara a ganar las licitaciones abiertas.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI