Román Abramóvich es el magnate ruso que mayor respeto infunde a sus compatriotas, según la revista Forbes. Mijaíl Prójorov y Vladímir Potanin, otros integrantes de la lista de las 100 mayores fortunas de Rusia en 2011, le siguen a Abramóvich en el ranking de los diez oligarcas más respetados.

Román Abramóvich, cuya fortuna de US$13.400 millones le valió el pasado año el noveno lugar en la lista de Forbes, inspira respeto al 27,1% de los entrevistados.

En el ranking se tomaron en cuenta las virtudes tanto humanas como estrictamente profesionales. Mijaíl Prójorov, cuya fortuna se estima en US$18.000 millones, es respetado por el 23,8% de los rusos.

Vladímir Potanin, con el 19,5% de los votos, es un hombre de principios, precavido, abierto, innovador, y todo ello en su justa medida, según los entrevistados.

Oleg Deripaska (15,7%,US$16.800 millones) parece a los rusos el menos abierto y el más drástico de los magnates.

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La esposa del ex alcalde de Moscú, Elena Batúrina (12,9%, US$1.200 millones) ocupa la quinta posición. Menos de un tercio de los entrevistados califica de eficaz su negocio en el sector de construcción. Es la menor puntuación en la lista de diez magnates.

El número seis es Oleg Boiko (12,6%, US$1.000 millones), presidente del grupo de inversión Finstar.

El jefe de Alfa Group, Mijaíl Fridman (12,4%, US$15.100 millones), está en la séptima posición.

El magnate mediático Alexandr Lébedev (11,7%, US$2.100 millones) es el más honesto de los diez, según la encuesta.

El empresario Gleb Fetísov (10,7%, US$1.600 millones) gana a sus colegas en reputación limpia pero les pierde en instinto empresarial, según los entrevistados.

El banquero Yuri Kovalchuk (10,2%, US$1.500 millones) cierra la lista de los 10 magnates más respetados de Rusia.
