Una huelga de transportistas que impugnan la política del primer ministro Mario Monti, y a los que se sumaron numerosos empleados de oficinas postales, escuelas y otras instituciones públicas, paralizó hoy a toda Italia.
Los primeros en parar, como ya tradición, fueron los trenes. Dejaron de circular a las 20.00 GMT del jueves, por 24 horas. La empresa nacional ferroviaria Trenitalia avisó con antelación sobre posibles cancelaciones y retrasos, además de asegurar a los pasajeros que va a garantizar servicios mínimos.
A los ferroviarios les secundaron esta mañana los conductores de autobuses municipales, Metro y tranvías. La duración de su huelga variará según la ciudad,
También avalarán la protesta, de 12.30 a 16.30 GMT, los tripulantes de cabina de la aerolínea de bandera, Alitalia, así como el personal de Fiumicino y Ciampino, las terminales aéreas de Roma.
Es la tercera huelga que el Gobierno de Monti afronta en lo que va de esta semana, tras las protestas de camioneros y huelguistas.
Trabajadores del sector de transportes también celebraron hoy una manifestación de protesta en el centro de Roma. Impugnan la política del actual Gabinete que subió el IVA, aumentó las accisas de gasolina e introdujo una serie de nuevos impuestos, lo que mermó el poder adquisitivo de sueldos y pensiones.