El ruso Dmitri Rogozin intentó dejar a la OTAN un recuerdo “simbólico” tras cuatro años de su permanencia al frente de la embajada de Rusia ante la Alianza.
Rogozin quiso plantar en el recinto de la OTAN un álamo, o “tópol”, que es como se llama en ruso este árbol y también el moderno misil antiaéreo.
"Quiero dejar un buen recuerdo de mi estancia (…) Sería lo más adecuado para plantar en la OTAN", expresó Rogozin, quien fue nombrado hace poco vicepresidente del Gobierno ruso y emisario especial del presidente Dmitri Medvédev para la cooperación con la OTAN en materia de defensa antimisil.
Pero una fuente diplomática vinculada a la Alianza dijo que funcionarios de la OTAN denegaron a Rogozin esa posibilidad.
Una portavoz de la OTAN declaró, entretanto, que el organismo no estaba al tanto de las intenciones del ex embajador ruso.
"No sabemos nada al respecto y por lo tanto no hay nada que comentar", apuntó.