Kim Jong-nam, hijo mayor del fallecido líder norcoreano, Kim Jong-il, no descartó que tras la muerte de su padre el control real del país se quedará en manos de la élite gobernante, mientras que su hermano menor Kim Jong-un, proclamado sucesor oficial, no será más que una figura simbólica, escribe hoy el diario japonés Tokyo Shimbun.
“Es probable que la existente élite gobernante continúe la política de mi padre y este joven sucesor será una especie de símbolo”, opinó Kim Jong-nam al contestar a las preguntas del rotativo.
El hijo mayor de Kim Jong-il puso en tela de juicio la capacidad de su hermano, que “tiene tan sólo dos años de preparación”, para suceder a su padre en “ese poder absoluto construido a lo largo de 37 años”.
“A toda persona cuerda apenas le es posible aceptar a tres generaciones de sucesión del poder”, argumentó.
En cuanto a posibles cambios en el país comunista, Kim Jong-nam estimó que en un futuro próximo la política norcoreana se mantendrá sin variación en líneas generales.
Tras rechazar varias propuestas de entrevista, Kim Jong-un accedió a contestar a las preguntas Tokyo Shimbun por correo electrónico.
El ex líder de Corea del Norte, Kim Jong-il, murió el pasado 17 de diciembre a los 69 años de edad a causa de un ataque cardíaco. Su cuerpo, que será embalsamado, descansa en el Palacio Memorial de Kumsusan junto con los restos mortales de su padre y fundador del país, Kim Il Sung.
Kim Jong-un, hijo menor del desaparecido líder, fue declarado sucesor oficial de su padre y nombrado Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas norcoreanas.
En Corea del Norte se decidió que el poder se trasladaría de padres a hijos de forma dinástica para evitar cambios ideológicos similares a los que tuvieron lugar en la Unión Soviética tras la muerte de Iósif Stalin y en China tras la muerte de Mao Zedong.