Moscú no comprende el rechazo de Estados Unidos a erradicar cultivos de opio en Afganistán, declaró hoy el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, durante el foro internacional “Objetivos de desarrollo del milenio 6 en Europa del Este y Asia Central”.
Al intervenir en el foro, el canciller ruso insistió el “imperativo de la lucha contra la narcotráfico afgano en toda la cadena de producción de la droga, empezando por destruir los cultivos”.
“No alcanzamos a comprender por qué nuestros socios estadounidenses no quieren que la Fuerza de Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán se ocupe de ello. Dicen que no solucionará el problema porque habrá dificultades para la producción agrícola si se destruyen las plantaciones de opio”, manifestó.
Como argumento en contra, Lavrov recordó que en Colombia y otros países latinoamericanos la erradicación de plantaciones de coca es una prioridad absoluta para Washington.
Rusia insiste en destruir la totalidad de los cultivos de opio en Afganistán, medida que rechazan las fuerzas de la OTAN desplegadas en el país asiático, ante el temor de que empuje a los campesinos afganos a unirse a las filas del movimiento radical Talibán.
El país asiático lidera la producción mundial de la droga y es el exportador de más del 80% de todos los opiáceos fabricados en el planeta.
Según el Servicio Federal ruso de Control de Drogas (FSKN), en Afganistán se producen anualmente alrededor de 150.000 millones de dosis de heroína y unas 30.000 millones de dosis de hachís. A través de Tayikistán y Pakistán, la droga afgana llega a Rusia y los países europeos.
Las drogas matan entre 30.000 y 40.000 personas al año en Rusia, mayor consumidor de heroína en el mundo al que corresponde el 21% de la totalidad de esta droga producida en el planeta y el 5% de todos los opiáceos.
Hasta el 90% de los drogodependientes rusos, unas 1,68 millones de personas, consumen los opiáceos, en primer lugar la heroína que es de procedencia afgana en su totalidad.