El 3 de julio en Bielorrusia se celebró el Día de la Independencia, que también se llama el Día de la Liberación de Minsk de los Invasores Fascistas. La víspera de la fiesta, el ambiente en el país estaba lleno de contrastes.
Aquí están los atributos de los festejos oficiales: las banderas, las pancartas, ensayos nocturnos del gran desfile militar. En el caso de Bielorrusia, también figuraron en esta lista los participantes del movimiento “Revolución a través de las redes sociales” que se preparon para pasear en un ambiente tranquilo, luego dar aplausos no sancionados y, callados, esperar a que les detuvieran los policías. Tienen derecho de aplaudir sólo a los veteranos, participantes del desfile y a los artistas. En la internet aparecieron incluso las recomendaciones de los abogados que explicaban cómo portarse al verse detenido durante el festejo.
Mientras, el presidente de Bilorrusia,Alexander Lukashenko bailó con una joven encantadora en la fiesta de los mejores graduados de los Centros de Enseñanza Superior, 800 mil jubilados estaban esperando una suma equivalente a 50 dólares a título de ayuda social de pago único. Y eso cuando el rublo bielorruso va perdiendo peso alguno, porque ni siquiera puedes pagar con él por la gasolina en las carreteras de importancia federal.
Ya por segunda vez, en lo que va del mes, subió el precio del tabaco en el país, del 0.7% al 90%, dependiendo de la marca. Resultó insuficiente subirlos una vez el 50% para compensar a los productores el crecimiento de precios de la materia prima importada, que se debía a la desvalorización de la divisa nacional. A pesar de que el presidente prometió que el precio de los combustibles no subirá, se espera que de todas maneras encarecerá, porque de lo contrario, es imposible garantizar la rentabilidad del consorcio estatal Belneftejim.
La economía bielorrusa
Los periódicos bielorrusos destacan en primera página las declaraciones optimistas del primer a otros países: “Ya casi hemos parado la inflación, el mercado monetario ya se puso a funcionar. Las empresas celebran transacciones de 70 millones de dólares a diario. La población compra alrededor de 200 millones de dólares al mes”.
Pero en la práctica, ya desde los mediados de marzo en el país no circula ningún tipo de divisa extranjera, se está discutiendo la resolución de prohibir su venta a la población para el futuro también. Su compra será posible sólo en cantidades pequeñas para las necesidades sociales más acuciantes, como para comprar medicamentos, y a condición de que el banco Belarusbank dé su permiso para la transacción. Además, este mismo banco, destinado para atender a las necesidades sociales, ya ha declarado el cese de crédito preferencial para la construcción de viviendas. A pesar de que hace poco declaró con orgullo que gracias al programa de créditos preferenciales en 2010 fueron construidos 4,2 millones de metros cuadrados para las viviendas (casi un 63% del volumen de construcción en total).
Las pérdidas actuales que sufre la población a raíz de la crisis económica ascendieron a una cifra enorme. La desvalorización de la divisa nacional ha batido el record mundial alcanzando el 56%, los salarios han perdido una mitad de su valor, los depósitos en rublos, si los convertimos en dólares, se ven mil millones de dólares menores (a principios de abril el monte de los depósitos de la población fue de 9.7 billones de rublos bielorrusos que equivalió a 3.1 mil millones de dólares, pero según las cotizaciones nuevas, este monte equivale a 1.8 mil millones de dólares).
Muchas empresas están a punto de cerrarse, muchos empleados se encuentran en situación de excedencia sin pago. Casi un tercio de empresarios se declara en bancarrota. Según algunos expertos, de 4.6 millones de los empleados que trabajaron en la esfera de la economía, un 30% perdió su fuente de ingresos.
¿Cabe esperar ayuda desde fuera?
El país ya ha recibido el ansiado primer tramo de $800 millones de crédito de la Comunidad Económica Euroasiática, pero este monte se utilizará para aumentar las reservas de oro y divisas del país, que para el 1 de junio fueron de 3.5 mil millones de dólares. Y eso a pesar de que antes se declaró que el dinero se utilizaría para estabilizar la situación en el mercado monetario. Las últimas esperanzas de ver esta estabilización murieron el 1 de julio, con la liquidación de los derechos reducidos para la importación de vehículos para las personas físicas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) no se apresuran a conceder créditos a Bielorrusia, exigiendo que primero Minsk realice reformas estructurales en su “economía estancada”.
Luego estos créditos los concederán, porque entre otros objetivos así lograrán minimizar los apetitos de la privatización rusa.
Es que Moscú, considerando la cuestión del otorgamiento de créditos a Bielorrusia, declaró que lo haría a condición de que Rusia pudiera comprar acciones de las empresas estatales de Bielorrusia por un monte mínimo de 7.5 mil millones de dólares, como Beltransgaz, Bieloruscalii, etc.
Pero el Banco Mundial le recomendó a Bielorrusia que no se fiara de la privatización sólo para liquidar el agujero en la financiación, y en el caso de que se realizara la privatización, que se abstuviera de entregar las empresas clave, limitándose con las medianas. Además, es que los prestamistas extranjeros se dan cuenta de que puede haber problemas con las obligaciones bielorrusas pendientes ya. Porque en el período del 2013 al 2014 el país tendrá que gastar más de 2 mil millones de dólares al año para pagar las obligaciones de la deuda exterior. De ahí que les parece más razonable conceder préstamos nuevos para el pago de los viejos que dar su dinero por perdido para siempre.
El ministro de Finanzas, Andrei Jarkovets, criticó uno de estos días la política financiera del país de manera implacable, lo que fue toda una sorpresa. Recordó que entre otras causas, la crisis fue agravada cuando en vísperas de las elecciones presidenciales había sido adoptada la decisión de aumentar los salarios dos veces.
“El año pasado fue garantizado el crecimiento de los ingresos de la población real, el salario para los trabajadores del sector presupuestario subió tres veces. Los gastos adicionales del presupuesto para el pago de salarios fueron de un billón 400 mil millones de rublos bielorrusos, lo que es el 0.9% del PIB (Producto Interior Bruto)”. Añadió que hasta hoy en día se sienten las consecuencias de aquellos gastos, porque el pago de salarios comprende el 40% del presupuesto en general. Sin embargo, ahora los salarios reales han caído, mientras que los precios de todos los grupos de mercancía van subiendo a pesar de las prohibiciones administrativas.
Es curioso que pese a las intenciones de Europa y EEUU de restringir las sanciones contra el régimen bielorruso, el volumen del comercio entre Bielorrusia y la UE (Unión Europea) subiera en los primeros 4 meses del año 2011 el 70.5 % alcanzando 7.12 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, las exportaciones de Bielorrusia crecieron el 89.1%. Resulta que ningunas restricciones afectan a los empresarios, y la mercancía puede pasar adonde esté prohibido entrar a personas.
Precisamente los países de la UE fueron los compradores más activos de la mercancía bielorrusa en los primeros meses de año. La parte de la UE en la exportación bielorrusa ascendió al 38.2%, mientras que la de Rusia se redujo hasta el 35.3% (en 2010 todo fue al revés). China, al contrario, bajó el 13.9% los volúmenes de compras de Bielorrusia.
¿Quién es el culpable?
La población bielorrusa se siente muy afectada por la inflación galopante, la crisis monetaria, la agudización de relaciones entre Oriente y Occidente, y por la guerra mediática con Rusia. Según los resultados de las encuestas nacionales de junio, la cantidad de los que hayan sentido el empeoramiento de su situación económica ha subido del 26.9 al 73.4%, achacando la mayor parte de ellos la culpa al presidente (44.5%) y el gobierno (36.7%) y no a la crisis mundial y los especuladores. El rating del presidente cayó en los últimos tres meses perdiendo el 13.6%, y el 23.7% desde diciembre pasado.
Así fue el ambiente en vísperas de la fiesta nacional.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI