Apenas un tercio de la población bielorrusa aboga hoy por la unión entre su país y la vecina Rusia mientras que la mitad rechaza tal idea en términos categóricos, según una encuesta realizada este junio por el Instituto independiente de estudios socioeconómicos y políticos (NISEPI).
El sondeo, citado hoy por el periódico digital Gazeta.Ru, demuestra que hubo un radical cambio de ánimos en la última década: ocho de cada diez bielorrusos defendían entonces la unión con Rusia; actualmente, los partidarios son un 31,4% frente al 47,8% que están en contra.
La misma encuesta testimonia altos grados de rechazo a la eventual introducción del rublo ruso en Bielorrusia (un 50%) o la venta de Beltransgaz, MAZ y otras compañías bielorrusas de primera fila a Rusia (más del 56%).
El politólogo Víctor Demídov atribuye esos resultados al reposicionamiento del presidente bielorruso Alexander Lukashenko quien fue principal propagandista de la unión con Rusia en 1994-1999, cuando aún aspiraba a entrar algún día en el Kremlin, pero en la década del 2000, tras el ascenso de Vladímir Putin al poder, se dio cuenta de que era imposible y se puso a criticar regularmente a sus colegas de Moscú.
La encuentra reflejó también la profundidad de la crisis económica por la que Bielorrusia atraviesa actualmente. Un 73,4% de los entrevistados (frente al 26,9% en marzo) afirma que su situación económica ha deteriorado en los últimos tres meses y un 34,3% confiesa sentir “auténtico choque” ante la subida de precios de víveres, bienes industriales, vivienda, educación y servicios médicos.