Órganos de Elena Petrizzi, niña italiana de dos años, que murió el sábado pasado porque su padre la dejó durante cinco horas en el auto bajo el sol, serán trasplantados a cuatro chicos, dijo hoy a la prensa la doctora Francesca De Pace del Hospital Pediátrico de Ancona.
“Esta muerte salva otras vidas. Los padres de Elena mostraron una generosidad infinita. Su decisión debe ser justipreciada, porque permite salvar a cuatro niños”, señaló.
En Italia existe una lista especial de niños que esperan un trasplante. Según ese documento, el hígado de Elena irá a Turín; los riñones, a Roma, y el corazón, a Bergamo.
Precisamente en Bergamo, cirujanos italianos realizaron con éxito el jueves pasado un trasplante del corazón a la niña rusa Vera Smólnikova, de dos años, habitante de Siberia. La única probabilidad de sobrevivir para ella consistía en recibir el corazón de un donante. Pero en Rusia no se trasplantan corazones naturales a los niños, sólo unos artificiales que no resolvían su problema.
El trágico incidente que provocó la muerte de Elena ocurrió el miércoles pasado en la ciudad de Teramo. El padre de la niña, Lucio Petrizzi, de 45 años, profesor de Veterinaria de una universidad local, tenía que llevar la hija a una casa cuna. Pero sumido en sus pensamientos sobre el trabajo, el hombre fue a la Universidad, donde aparcó el auto, con la niña durmiente en el asiento de atrás.
Al regresar dentro de cinco horas, el padre halló a la hija en estado grave. Los médicos le diagnosticaron el coma y la deshidratación. La niña fue llevada en helicóptero al Hospital Pediátrico de Ancona. Allí los médicos lucharon por su vida, pero sin resultado.
La Fiscalía de Teramo abrió expediente penal contra el padre olvidadizo. Pero su esposa, la madre de Elena, lo considera inocente.