El Pentágono no revelará detalles de la operación que culminó con la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, por motivos de seguridad de los militares que participaron en ella y sus familias, declaró el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates.
“Me preocupa que haya demasiada gente en demasiados lugares hablando demasiado de esta operación. Y hemos acordado no hablar más de los detalles de la operación, salvo que duró 15 horas”, informó Gates la víspera al ofrecer la tradicional rueda de prensa.
El jefe del Pentágono ya advirtió de la posibilidad de que se tome esta decisión durante una visita a la base de Camp Lejeune el pasado 12 de mayo.
“Nos preocupa el futuro de tales operaciones. Y cuanto más detalles (de la operación contra Bin Laden) se divulguen, más arriesgado y difícil será llevar a cabo acciones de este tipo”, señaló.
Según explicó, los integrantes de un comando SEAL de la Armada estadounidense que abatieron a Bin Laden y con los que se reunió el jueves pasado le expresaron preocupación por la seguridad de sus familiares, a lo que Gates prometió que el Pentágono estudiará medidas necesarias para garantizarla.
De esta forma, el Gobierno estadounidense, que hasta ahora no ha hecho pública ninguna prueba de la muerte de Bin Laden, tampoco ofrecerá detalles de la operación que acabó con su vida, lo que podría generar nueva tanda de sospechas y rumores sobre la suerte del “terrorista número uno”.
Mientras tanto, la red terrorista Al Qaeda difundió a través de varias webs islamistas el último mensaje de audio que Bin Laden grabó antes de morir a manos de soldados estadounidenses.
En la grabación, el jefe terrorista aplaude las revueltas y protestas que el mundo árabe vive desde hace varios meses, y pide a sus partidarios “crear puesto de mando de operaciones para hacer un seguimiento de estos acontecimientos y trabajar para salvar a las naciones que luchan por derrocar a sus tiranos”.
Osama Bin Laden fue abatido por un comando estadounidense la madrugada del 2 de mayo en su casa en la ciudad de Abbottabad, cerca de la capital pakistaní. Once horas más tarde su cuerpo fue arrojado al mar para evitar posibles peregrinaciones a su tumba.