Donald Rumsfeld también saca a relucir sus memorias

© ru.wikipedia.ruDonald Rumsfeld
Donald Rumsfeld - Sputnik Mundo
Síguenos en
El 8 de febrero en Estados Unidos salieron a la luz las memorias del antiguo secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, arquitecto de las guerras en Irak y Afganistán bajo el título “Conocido y Desconocido” (Known and Unknown).

El 8 de febrero en Estados Unidos salieron a la luz las memorias del antiguo secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, arquitecto de las guerras en Irak y Afganistán bajo el título “Conocido y Desconocido” (Known and Unknown).

Si por algo se puede alabar la Administración de George W. Bush es por la abundancia de memorias sobre las personalidades y la presidencia de éste.

Sorprendentemente, resulta que mucha gente de alguna manera y en algún momento tuvo relaciones con la Casa Blanca. En la creciente biblioteca de la época de Bush se acumulan memorias de él mismo, miembros del gabinete, funcionarios superiores, medianos e inferiores, consejeros, asistentes, generales, coroneles, comandantes, carceleros, empresarios, economistas, periodistas, agentes especiales, etc.

Las memorias impenitentes

Ninguna administración de EEUU había sido tan prolífera en autobiografías y memorias. Los historiadores, politólogos, psicólogos, generales, etc. tienen ahora mucho trabajo.

Muchos tienen curiosidad por conocer las revelaciones de Rumsfeld. Después de todo, detrás de Bush hijo había sólo dos figuras que diseñaban y dirigían su política hasta tal punto que el presidente gobernaba en el régimen “piloto automático”. Esas personas fueron Donald Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney. Las memorias de éste tienen que salir a la luz la próxima primavera.

El hecho de que algunos fragmentos del libro de Rumsfeld ya han aparecido en la prensa norteamericana evidencia que él no se siente arrepentido ni lamenta los fallos, las víctimas humanas, los errores en organización y gestión de las campañas de Irak y de Afganistán.

Tampoco las torturas de los presos en la cárcel de la Base Naval de Guantánamo (fue a causa del escándalo público alrededor de las mismas que dimitió en el año 2006). Ni haber afirmado tener pruebas de que existían armas de destrucción masiva en Irak que resultaron ser una ficción. Es decir, no se arrepiente de nada.

Parece que esto es lo que se debía (y se debe) esperar de las memorias de un político del nivel de Rumsfeld. Y de una persona tan altiva y tan dura como es el más joven (1975-1977) y el más viejo (2001-2006) jefe del Pentágono.

Si todas las memorias y autobiografías fueran penitentes habría menos pecadores en este mundo. Y habría que reducir la “administración” infernal por falta de trabajo.

Sin embargo, hubo un precedente: el ex secretario de Defensa de Estados Unidos Robert McNamara en sus memorias reconoció los errores e incluso los crímenes de EE.UU. durante la guerra en Vietnam. Pero es, más bien, una excepción de la regla. Además, no haber reconocido algo tan patente habría sido una frivolidad.

Pasar por el barro y no mancharse

En su libro Rumsfeld menciona de pasada los “errores” en Irak y Afganistán y órdenes de aplicar a los presos de Guantánamo (no condenados, por cierto, por ningún tribunal) torturas “del agua” o de estar horas y horas de pie.

De sus memorias se puede sacar otra información de interés. Por ejemplo, sobre los mecanismos de toma de decisiones y métodos de un suave pero insistente “manejo de Bush”. O intentos de tal manejo. A lo que se dedicaban Rumsfeld y Cheney.

De paso el autor nombra a todos los que les estorbaban para efectuar esta “tutoría informal”.

La reprimenda más grande se llevó la ex asesora de seguridad nacional y luego Secretaria de Estado Condoleezza Rice (las memorias ya publicadas), el siguiente fue el ex Secretario de Estado Colin Powell (existen las memorias), el gobernador, o enviado especial del presidente en Irak Paul Bremer (también existen las memorias), el Comandante de la coalición multinacional en Irak general Ricardo Sánchez (las memorias publicadas) y muchos más.

Según Rumsfeld, en Irak y Afganistán todo estaba muy bien planeado (por él) pero no salía igual de bien a causa de los obstáculos por parte del Departamento de Estado o adversarios políticos, debido a las intrigas o a las indecisiones de Bush.

Cree, en general, que el Consejo Nacional de Seguridad de Bush Junior funcionó pésimamente (aunque peor aún había funcionado el de Bush Senior al que sólo le faltó tratar de inútil): no coordinaba sus acciones con el Departamento de Estado, intentaba colar al presidente soluciones infundadas, suavizaba asperezas y convencía a Bush ir al compromiso donde hacía falta firmeza y decisión agravando de esa manera la situación en Irak y Afganistán. Esto último es una acusación directa contra Condoleezza Rice y Colin Powell.

La opinión del mismo Rumsfeld sobre las campañas de Irak y Afganistán es muy sencilla. Y previsible. Si Estados Unidos no hubieran entrado en estos dos países ahora se lo estarían pasando mucho peor con Sadam Husein que sin él. Tampoco habría estabilidad.

De paso el ex titular de Defensa refuta las reivindicaciones de los militares estadounidenses que dicen que si él hubiera acatado sus reclamaciones y les hubiera dado más tropas habrían “pacificado” Afganistán e Irak mucho más rápido.

Si todo el monte fuera orégano... Y en eso Rumsfeld quizás tenga razón: los militares de todos los tiempos se quejan de los ministros civiles que les “atan las manos” y no dejan “lucir”. El ex titular niega haber visto reclamaciones de este tipo presentadas por escrito.

A Rumsfeld en general le acusan de haber dirigido el Pentágono como si fuera una gigantesca corporación (no en vano había desempeñado cargos directivos en muchas corporaciones norteamericanas). Y haber igualado la eficiencia combativa a la rentabilidad corporativa.

En los tiempos de paz esta filosofía tal vez sea justificada – ¿por qué dejar al Pentágono gastar más de la cuenta? Pero estando en dos guerras a la vez es más que cuestionable.

Gajes del oficio

La política, el gobierno, cualquier administración en cualquier país sin ningún tipo de excepción son fenómenos e institutos extremadamente cínicos. Son gajes del oficio, no hay nada que hacer.

Sólo se trata del grado de su amoralidad o, si se prefiere, de “ausencia de prejuicios morales”. En todos los pasillos del poder difícilmente se distingue dónde acaban las intrigas y los codazos para abrirse paso hacia el oído del presidente y empiezan las prácticas discusiones de a dónde, cómo, por qué, cuándo, con quién y con qué velocidad ir.

Detrás de las líneas escritas por Rumsfeld se lee que para él no existe tal distinción. Henry Kissinger dijo en una ocasión sobre Donald Rumsfeld que “nunca antes había conocido a un hombre más despiadado”.

El viejo Henry tenía motivos personales. Al fin y al cabo fueron Rumfeld y Cheney (el secretario de Defensa y el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca más jóvenes en la historia) los que “hundieron” a Kissinger al ocupar sus respectivos cargos.

Pero también el ex candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2008 John McCain tras leer las memorias de Rumsfeld dijo: “Gracias a Dios fue relevado de su cargo...”

Dick Cheney y Donald Rumsfeld hoy son los mejores amigos. Cheney es el único que se salvó de las ásperas críticas de Rumsfeld. Muy pronto el ex vicepresidente también publicará sus memorias. A ver si su simpatía es mutua.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала