Los brotes de violencia étnica que se registraron en el sur de Kirguizistán en junio pasado causaron 426 muertos, según el informe definitivo de una comisión encargada de esclarecer los detalles de aquellos sucesos.
“Los trágicos acontecimientos en las regiones de Osh y Jalal-Abad se cobraron 426 víctimas”, afirmó hoy Abdigani Erkebaiev, jefe de dicha comisión. Agregó que de los 381 muertos identificados hasta la fecha 276 eran uzbekos, y 105, kirguises.
El informe indica como principales culpables de la violencia étnica a líderes políticos de la comunidad uzbeka de Kirguizistán, quienes encendieron a las multitudes con demandas de autonomía, cuotas especiales para uzbecos en los organismos del poder y mayor protagonismo en materia lingüística.
También responsabiliza de lo sucedido a algunos miembros del clan de Kurmanbek Bakíev, el ex presidente de Kirguizistán exiliado actualmente en Bielorrusia, así como a los grupos de narcotraficantes y otros criminales.