La próxima Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebrará en otoño de 2012 en la ciudad rusa de Vladivostok parece un acontecimiento muy lejano pero en realidad queda poco tiempo.
Porque los asuntos que debe incluir la agenda son muy complicados, y es indispensable comenzar a trabajar en estos asuntos a partir de este preciso momento.
La Cumbres de la APEC se suelen celebrar anualmente en los países que ejercen la presidencia de esta Organización que aglutina 21 economías muy dispares, desde Estados Unidos hasta Brunei.
Construir en Vladivostok hoteles, puentes y demás infraestructura es una tarea complicada, pero realizable.
Y para Rusia, será mucho más complicado determinar durante este año, mientras la APEC es dirigida por EEUU, el tema de nuestra presidencia.
Y no es ninguna nimiedad, no lo es hasta tal punto que posiblemente Moscú necesitará la revisión de una parte considerable de la política exterior del país.
Estados Unidos está interesado en el libre comercio
Ni siquiera nos quedan doce meses, sino apenas once11, ya que las reuniones anuales de la APEC normalmente se celebran en noviembre y duran una semana, tras lo cual la presidencia es transferida al país de turno.
Así fue en 2010 después del Foro celebrado en la ciudad japonesa de Yokohama y el pasado 12 de diciembre, en la reunión de los líderes de los países miembros en Honolulu (Hawai) Estados Unidos anunció el tema de su presidencia en 2011.
Los planes de EEUU es avanzar hacia la creación en la región del Asia-Pacífico de una “economía sin barreras” y la implementación de las medidas pertinentes: afianzar la integración económica regional, ampliar el comercio, promover la economía “verde”, es decir, respetuosa del medio ambiente y ampliar la cooperación en la esfera de la regulación del comercio.
No parece que los objetivos fueron formulados de una manera brillante, pero todavía queda tiempo para corregirlos, y alcanzar un efecto mayor.
En cualquier caso, está claro que EEUU centrará su atención en el libre comercio, lo que por otra parte es bastante lógico y coincide con el carácter de sus actividades en el marco de la APEC a lo largo de muchos años.
El objetivo es aumentar las exportaciones estadounidenses a los países que saben proteger sus mercados.
En los últimos años EEUU ve como ciertos países, tales como Japón, China y algunos más, saben muy bien exportar sus productos y al mismo tiempo impiden con mucho tacto la entrada de otros países en sus mercados.
Y el Foro es precisamente el sitio, donde se pueden alcanzar fórmulas de compromiso en materia económica, dado que las cuestiones políticas están prácticamente excluidas de la Organización.
Otros países han formulado para el período de su presidencia otros objetivos distintos: Japón, que ostentó la presidencia anterior, hizo hincapié en la “seguridad personal” como reserva para incentivar el crecimiento, llegando incluso a plantearse una mayor participación en la economía de la región de los pueblos aborígenes y tribus.
Una propuesta del todo adecuada, si se tiene en cuenta que en APEC hay países como Indonesia, Perú y otros en cuya población existen importantes estructuras tribales.
En otras palabras, el tema ha de ser importante para el país que ejerce la presidencia, pero también aceptable e interesante para los demás miembros.
Después de formular el tema, el país presidente suele celebrar, normalmente, en su territorio, no menos de 30 reuniones de diferentes tipos, en cada una de las cuales participan la mayoría de los miembros de la APEC.
Se trata de un sinnúmero de comisiones y subcomisiones, muchas a nivel ministerial, que abarcan los aspectos más variados como la informática, el turismo, la pesca, etc.
Y en todas ellas el país anfitrión llevar la voz cantante en los debates.
En un principio, el Foro de Cooperación Asia-Pacífico fue una especie de anti-Unión Europea. “Anti” por la simple razón de que en la APEC todo se hace de buena voluntad, sin los rígidos estándares europeos, pero sin embargo se obtienen mejores resultados.
Es un potente mecanismo que funciona un año entero; de modo que el foro que se celebrará en 2012 en Vladivostok no será más que un evento protocolario, algo como un baile que culmina un largo y duro trabajo.
También hay que saber organizar el baile, aunque no es lo más importante, ni mucho menos.
Una política oxidada
No es ningún secreto que, a nivel de expertos y en las estructuras del gobierno, ya se piensa y se busca un tema para la presidencia de Rusia en la APEC e incluso con resultados inesperados.
Merece la pena señalar que Rusia se integró en la Organización en 1998 y desde entonces ha promovido, junto con los países vecinos miembros de la APEC iniciativas comunes, por ejemplo en la lucha conjunta contra los desastres naturales y contra el terrorismo, en el mantenimiento de la seguridad en la región, en el ofrecimiento del territorio de Rusia como un “puente de transporte entre Europa y Asia, etc.
Por primera vez esta lista de objetivos fue formulada durante la presidencia de Mijail Gorbachóv y desde entonces no ha sufrido ningunos cambios significativos.
La presidencia rusa de la APEC ofrece una buena oportunidad para pensar en si alguno de los objetivos formulados podría llegar a tener resultados concretos o si estos temas propuestos no han acabado por aburrir a los otros miembros de la Organización.
Sería muy interesante saber por qué los proyectos en la esfera de transporte “Europa – Asia” le salen a la perfección a todo el mundo menos a Rusia. China, por ejemplo, con bastante éxito está reconstruyendo la Ruta de la Seda a través de los países de Asia Central.
En cuanto a nuestras constantes propuestas de velar por la seguridad en la región, habría que tener en cuenta que la APEC es una organización que buscar crear un espacio económico único, parecido más bien a la Unión Europea y no a la OTAN.
Es evidente que el problema de la seguridad no debe ser desatendido, pero para ello existe el Foro regional de Seguridad de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN).
El Lejano Oriente ruso, un problema aparte
Hace más de 20 años se acuñó la fórmula de que la APEC debía ser un instrumento para el desarrollo de Siberia y del Lejano Oriente ruso.
Precisamente por ello no es casual la elección de Vladivostok como lugar para celebración de la cumbre.
Quizá para Rusia sería provechoso prestar atención a los cambios tan significativos que se han operado en el mundo en los últimos 20 años.
Por ejemplo, EEUU y Canadá también son miembros de esta Organización, aunque sólo parte de sus territorios pertenece a la región del Asia-Pacífico.
Sin embargo, allí nadie dice que la APEC deba ser un instrumento para el desarrollo de California y que para desarrollar la costa este existe, digamos, la Unión Eurpea.
La región del Asia-Pacífico ha llegado a constituir para casi todos los países grandes un asunto de supervivencia; se podría decir casi que, si a un país le va bien en la zona, puede estar tranquilo por su futuro.
Todos se empeñan en ir a China y los países vecinos y en firmar contratos. Y el papel de Rusia en la zona y en la APEC dista de ser un papel de primer orden y es más bien un papel secundario.
Rusia debería darse cuenta por fin de que su política en la región del Asia – Pacífico no es para nada local y de que todo el país y no sólo su parte oriental debería seguir el ritmo del siglo XXI en el Pacífico.
Más aun teniendo en cuenta que los países de la APEC invierten no sólo en los territorios del oriente ruso, sino también en el desarrollo de Moscú, San Petersburgo y otras ciudades.
Y, dicho sea de paso, estas inversiones son bastante más frecuentes que las que tienen lugar en Siberia y en el Lejano Oriente ruso.Sería ingenuo suponer que Moscú conseguirá formar una nueva política en la región en los meses que quedan hasta la cumbre de Vladivostok.
Lo que sí se puede esperar es que la presidencia en la APEC en 2011 nos ayude a renovar dicha política, aunque este proceso necesite algunos cuantos años.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI