La 16ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16) finalizó este sábado en Cancún con la adopción de la primera parte de un acuerdo que pospone el segundo período de vigencia del Protocolo de Kioto ante el rechazo de Bolivia, dispuesta a recurrir esa decisión ante organismos internacionales.
El documento aprobado en Cancún señala la necesidad de reducir las emisiones del dióxido de carbono entre un 25% y un 40% para 2020, en comparación con el nivel de 1990, y deja este proceso bajo el control de la ONU. El acuerdo deberá detallarse en la próxima conferencia, COP17, que tendrá lugar en diciembre del 2011 en la ciudad sudafricana de Durban.
El acuerdo de hoy permite evitar un receso en el proceso del arreglo climático cuando expire el Protocolo de Kioto, en 2012, y posibilita el debate sobre un segundo período de su vigencia, aunque a ello se oponen enérgicamente Rusia, Canadá y Japón. También establece centros para el traspaso de tecnologías verdes y un Fondo Verde, que a partir de 2020 tendrá un presupuesto anual de 100 mil millones de dólares y estará dotado de 30 mil millones de dólares en el período de 2010-2012.
El jefe de la delegación boliviana en Cancún, Pablo Solón, calificó el acuerdo de “atentado” contra las normativas de la ONU y afirmó que Bolivia va a recurrirlo, “si este atropello continúa”. Recalcó que la adopción viola las reglas internacionales del consenso que rigen en materia de la negociación sobre el cambio climático.
La canciller mexicana Patricia Espinosa, quien preside la conferencia de Cancún, destacó a su vez que “el consenso no significa la unanimidad” ni otorga a una delegación el derecho de vetar el trabajo desarrollado por más de 190 países. La postura de Bolivia quedará reflejada en el acta de la reunión, dijo. Según Espinosa, el acuerdo “abre una nueva era de la cooperación internacional”.
Alexei Kokorin, responsable del programa climático en la ONG WWF Rusia, señaló en una entrevista telefónica con RIA Novosti que la conferencia de Cancún “restableció la confianza recíproca y la fe en el progreso que estaban perdidas tras la cumbre del clima en Copenhague”, lo que ya supone “un buen avance”.