Fotoviaje con RIA Novosti a Emiratos Árabes Unidos, un floreciente oasis en pleno desierto

Mi viaje por los EAU empezó como un cuento increíble y lo era hasta el final. La sala de llegadas en el aeropuerto parecía más una habitación de un hotel de lujo, espaciosa, con sofás blandísimos y mesitas con comidas exquisitas. Un camarero agasajaba a los viajeros con zumo de naranja. “¿Internet?” – “Sí, por supuesto”.

Las ciudades lindas, cómodas, modernas de los EAU impresionan con sus enormes rascacielos. Entre las curiosidades principales del país figuran los centros comerciales más grandes del mundo, enormes hoteles edificados sobre islas aluviales con forma de palmeras, parques y alamedas con un complicado sistema de irrigación de cada árbol y flor.

Hace no más de 50 años, por este desierto vagaban sólo tribus de árabes beduinos que no construían más que chabolas primitivas. En la foto: Chabola árabe construida hace 50 años.

Dormían sobre esteras, iluminaban sus viviendas con quinqués, cogían agua de pozos y se dedicaban a buscar perlas en aguas costeras.

Todo cambió cuando en el territorio del país descubrieron enormes reservas de petróleo.

Jeques, jefes de tribus, eran bastante sabios para administrar bien los beneficios recibidos del petróleo y convertir su país en un oasis floreciente. En la foto: Mezquita del jeque Zayed Bin-Sultan Al Nahyan, el primer presidente de los EAU.

Todas las maravillas de los EAU fueron edificadas por obreros de India, Pakistán y otros países vecinos. Trabajan 24 horas y con gran aplicación para terminar las obras a tiempo.

En la foto: Pista de esquí en un centro comercial.

En la foto: Recepción solemne ofrecida por el jeque de Abu Dhabi en honor de “personas sabias”.