Bishkek, 15 de junio, RIA Novosti. Los violentos enfrentamientos entre kirguises y uzbekos ocurridos estos días en la parte sur de Kirguizistán carecieron de carácter étnico y fueron un intento de derrocar al Gobierno Provisional, declaró hoy su primer vicepresidente, Almazbek Atambaev.
Atambaev señaló que el pueblo ya se da cuenta de que los recientes sucesos fueron "un asesinato masivo y una provocación bien planificada".
El 11 de junio la ciudad de Osh se hizo escenario de choques étnicos entre kirguises y uzbecos que causaron 170 muertos y más de 1.700 heridos. Los participantes de los disturbios quemaban autos, saqueaban tiendas y casas, se registraron numerosos casos de merodeo. El Gobierno Provisional decretó el estado de emergencia en Osh y en los distritos de la provincia de Osh habitados por las comunidades uzbecas, así como en la ciudad de Dzhalal Abad y su provincia, donde el mes pasado de mayo también se registraron fuertes protestas masivas.
Asimismo, Atambaev dijo que según la policía local, los recientes actos fueron financiados con un total de 10 millones de dólares por la familia del ex presidente kirguís, Kurmanbek Bakíev. Por su parte, durante una rueda de prensa en Minsk el depuesto presidente kirguís calificó de infundadas las afirmaciones de que los enfrentamientos al sur del país tenían motivos políticos y rechazó la implicación en los mismos.
En referencia a la situación actual en la región, el vicepresidente del Gobierno Provisional manifestó su esperanza en que el apogeo del conflicto ya pasó y ahora el mayor problema es la distribución de ayuda humanitaria.
Además, Atambaev agradeció a las autoridades de Uzbekistán "por una postura firme durante los disturbios" y por la apertura de un corredor para los refugiados. Según sus datos, unos 60.000 refugiados cruzaron la frontera uzbeca durante los recientes enfrentamientos.
"Reconstruiremos las ciudades de Osh y Dzhalal Abad, y la gente volverá a la patria. No discriminamos a nuestro pueblo por razones étnicas", concluyó Atambaev.
A su vez, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja pidió a la comunidad internacional asignar inmediatamente unos 8,8 millones de dólares para ayudar a los afectados en los choques étnicos y prometió enviar a sus médicos y 12 aviones con carga humanitaria a la república centroasiática.
