Moscú, 27 de abril, RIA Novosti. Los chimpancés sienten la muerte de sus congéneres de un modo muy similar al de los humanos, revelan dos estudios pioneros independientes publicados en la revista Current Biology.
Pese a que los chimpancés son objeto de estudios científicos desde hace mucho tiempo, se trata de la primera vez que se describe la reacción de estos simios ante la pérdida de un familiar o miembro de su comunidad.
"Los datos de las observaciones muestran que la percepción de la muerte en esta especie está mucho más desarrollada de lo que se creía hasta ahora", destacó James Anderson, de la Universidada de Stirling, en Escocia, y responsable de uno de los dos estudios.
Anderson y sus colegas fueron testigos de la agonía de "Pansy", una hembra de más de 50 años en un safari park de Reino Unido. La moribunda recibió en todo momento cuidados y mimos de los demás miembros de su comunidad, que parecían cerciorarse de que seguía viva.
Tras morir la anciana, su hija "Rosie", de 20 años, "veló" el cuerpo durante toda la noche. Cuando los empleados del safari retiraron el cadáver, los chimpancés mostraron signos de depresión durante varios días evitando dormir en el lugar donde murió, aunque antes había sido el preferido para muchos de ellos.
"En general, hemos descubierto muchas similitudes entre el comportamiento de los chimpancés y el de los humanos tras la pérdida de un familiar, a pesar de que los simios no tienen religión ni ritos fúnebres", resumió el investigador.
El segundo estudio, a cargo de Dora Biro y sus compañeros de la británica Universidad de Oxford, describe el caso de dos hembras en estado natural de un bosque guineano, cuyas crías, de uno y dos años, murieron a causa de un virus. Durante semanas e incluso meses, ambas madres llevaron encima los cadáveres ya momificados de sus bebés.
Es más, les siguieron dando los mismos cuidados que en vida y fueron permitiendo, con el paso del tiempo, que otros adultos del grupo "se hicieran cargo" de sus hijos y que los ejemplares jóvenes jugaran con ellos.
Biro reconoció que su equipo no pudo interpretar estas conductas, ya que ignoraba si las dos hembras eran conscientes de la muerte de sus crías. Aún así, el estudio demuestra que los vínculos materno-filiales de los chimpancés son muy fuertes, al igual que los de los humanos.