Pekín, 3 de marzo, RIA Novosti. La ciudad de Pekín está bajo la amenaza de una "crisis de basura", ya que los desechos exceden la capacidad de los vertederos municipales, y las autoridades carecen de estrategias a corto plazo para solucionar este grave problema, informó hoy la prensa local.
Actualmente, dos de los trece vertederos de la ciudad ya están llenos, y el resto se llenará en los próximos cuatro años, mientras que la construcción de nuevos vertederos tardará unos 5 o 6 años, reveló la revista Beijing review.
La capital china con 18 millones de habitantes produce unos 5,5 millones de toneladas de basura al año, lo que bastaría para formar una montaña de más de 40 metros de altura y una superficie de 36 hectáreas.
El volumen de la basura producida crece en un promedio del 8% al año y para 2015 alcanzará a 12 millones de toneladas anuales.
El mayor problema es que los residuos industriales y domésticos alrededor de Pekín amenazan al aprovisionamiento de agua potable para los habitantes, ya que las sustancias tóxicas de basura acumulada contaminan los yacimientos de aguas subterráneas y así contaminan las fuentes de agua potable.
Para resolver el problema las autoridades municipales planean aumentar el número de plantas incineradoras de basura, hasta 9 unidades para 2015, mientras que en 2009 Pekín contaba con una sola planta de ese tipo.
Según expertos, estas plantas no sólo ayudarán a procesar basura en Pekín, sino que también abastecerán a sus habitantes con electricidad, ya que el calor que se produce al incinerar residuos se puede utilizar para generar corriente eléctrica.
Especialistas afirman que la basura es una de las más populares fuentes de energía alternativa, y la cantidad de energía producida a partir de residuos es inferior sólo a la producida con combustibles tradicionales como carbón, petróleo y gas natural.
Además, la incineración de basura implica ventajas por que las incineradoras de basura además de recibir dinero por vender energía y también reciben pagos de las autoridades municipales por procesar la basura urbana.
Así, el municipio de la ciudad Hangzhou paga 11 dólares por reciclaje de una tonelada de basura, y el de Shanghail, 30 dólares.
Sin embargo, los habitantes de Pekín protestan contra la iniciativa de las autoridades por temer a que las plantas de incineración desprendan olores espantosos y residuos que provocan cáncer.
En consecuencia, las autoridades de Pekín ya tuvieron que suspender la construcción de una incineradora de basura con un coste de 147 millones de dólares en el distrito de Haidian por las protestas de los habitantes.