Gazprom se muestra dispuesto a examinar la propuesta bielorrusa sobre la construcción conjunta de una planta eléctrica. Las exportaciones de energía eléctrica cara a los países vecinos pueden proporcionar beneficios adicionales al consorcio ruso que suministra gas a Bielorrusia a un precio de exportación más bajo.
El precio de la central de 450 a 600 MW -se supone instalarla en el área de la planta térmica Berézovskaya en la provincia de Brest- se estima en 330 millones de dólares. El proyecto también contempla construir una línea de transmisión eléctrica para transportar la electricidad a los consumidores occidentales.
Bielorrusia no experimenta déficit de energía eléctrica (sus plantas son capaces de generar hasta 8.000 MW, mientras la república consume unos 6.500 MW), pero el año que viene Lituania debe cerrar la planta nuclear de Ignalina, principal fuente de energía para las repúblicas bálticas de la antigua URSS. La semana en curso la Comisión Europea comenzará a discutir este asunto.
Gazprom está negociando con Lituania la construcción de un nuevo grupo generador en la central térmica de Kaunas que podría entrar en funcionamiento en 2010. Tras la ampliación, la planta térmica Berézovskaya también estará en condiciones de exportar una parte de electricidad a las repúblicas bálticas.
Bielorrusia recibe el gas ruso a un precio de 128 dólares por 1.000 metros cúbicos, el más bajo en el espacio de la CEI, señala el analista de Sobinbank, Tigrán Oganesián. El precio de gas para Lituania es de 346 dólares. "Los costos de generación de electricidad son muy bajos, cuando el gas se suministra a un precio de 128 dólares -dice el experto-. Incluso dentro de varios años, después de que Gazprom revise al alza el precio del gas, las ventas de energía eléctrica a las repúblicas bálticas sería un negocio mucho más lucrativo que su producción, por ejemplo, en Lituania." Oganesián estima en 35%-45% la rentabilidad de la nueva central en Bielorrusia.
A la hora de tomar la decisión definitiva Gazprom considerará tanto las razones económicas como los intereses geopolíticos, dice el analista de Alfa-bank, Alexandr Kornílov. "El consorcio quiere demostrar que es un inversor serio en el sector eléctrico. Además, Gazprom puede obtener un nuevo instrumento para hacer valer su influencia en el extranjero", sostiene el analista.
