Fuentes diplomáticas dan a entender que la parte rusa aceptará fórmulas más rigurosas con respecto a Teherán cuando los ministros de Exteriores de Alemania y cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU se reúnan en Berlín, en la última década de febrero, para debatir la tercera resolución sobre sanciones contra Irán. Con todo, rehúsan decir, si Moscú puede esperar a cambio del mayor grado de flexibilidad algunas concesiones de Occidente en otros temas espinosos, por ejemplo, el status de Kosovo o el posible despliegue de antimisiles estadounidenses en la Europa del Este.
Actualmente, hay un intenso intercambio de propuestas para perfilar la futura resolución del Consejo de Seguridad que, según las fuentes de Nezavisimaya Gazeta, será más drástica que las dos anteriores. Moscú se siente decepcionado con Teherán, pues nunca ha respondido a su petición de suspender al menos por un tiempo el programa de enriquecimiento de uranio, tal y como le exigen las resoluciones ya aprobadas, explican algunos interlocutores del periódico.
Fue Vladímir Putin en persona quien sugirió a la dirección iraní, en el transcurso de la visita que realizó a Teherán en octubre pasado, hacer un borrón y cuenta nueva en lo concerniente al dossier nuclear. Durante algún tiempo, Moscú mantuvo la esperanza de que los iraníes flexibilizaran su postura, y hasta recomendó a los colegas del Grupo de los Seis alabar a Irán por su cooperación activa con la AIEA. Sin embargo, Teherán jamás respondió en términos positivos a la petición rusa.
El otro día, Irán afirmó que va a eliminar en cuestión de cuatro semanas las últimas dudas que la AIEA tiene con respecto a su programa nuclear pero estas noticias despiertan en Rusia un entusiasmo mucho menor que antes, constatan fuentes diplomáticas.