Ayer, la troika de mediadores internacionales para Kosovo concluyó la primera ronda de consultas en Belgrado y Pristina.
En sus primeras declaraciones los diplomáticos fueron sumamente cautelosos. "La tarea que se plantea ante los mediadores internacionales, consiste precisamente en facilitar el logro de una fórmula de compromiso entre Belgrado y Pristina", subrayó Botsan-Járchenko, representante de Rusia.
Belgrado y Pristina enfocan desde una óptica distinta el propio objeto de las negociaciones que la troika pretende promover. El primer ministro de Serbia, Vojslav Kostunica, manifestó el viernes que "durante la nueva etapa de negociaciones el tema central ha de ser el estatuto de Kosovo". Por su parte, el presidente de Kosovo, Fatmir Seidiu, y el jefe del gobierno kosovar, Agim Ceku, confirmaron que "la independencia de Kosovo responde a la voluntad política del pueblo y no puede ser objeto de las negociaciones".
Los albanokosovares también sostienen que la integridad territorial de Kosovo es intangible y no puede ser objeto de las negociaciones.
"Hemos de empezar a construir en Kosovo una sociedad nueva", manifestó a Vremia Novostei Agrón Bairami, presidente del Instituto kosovar de medios de información. "El problema no estriba en la decisión que al fin y al cabo tome la comunidad internacional sino en si el Estado kosovar se desarrolle en condiciones de normalidad o no. Hoy, ya nadie puede privarle a Kosovo de su propia estadeidad. Al primer plano se promueve la tarea de diseñar los principios de su funcionamiento, para que las autoridades puedan trabajar y resolver problemas cotidianos en un ambiente político normal", subrayó el señor Bairami.
"Antes de proceder a repartir Kosovo, la comunidad internacional debe decidir si está dispuesta a repartir todos los Balcanes, pues no cuesta trabajo imaginar lo que ocurriría en los Estados multinacionales como Bosnia y Herzegovina, Macedonia, en caso de que Kosovo sea repartido según los principios étnicos. Al repartir a Kosovo, la comunidad mundial reconocería que cuanto se hizo en los Balcanes en los últimos 15 años ha sido erróneo y ahora ya no existe. No creo que la comunidad internacional, Rusia incluida, abrace este camino", manifestó Agrón Bairami a Vremia Novostei.
Según recalcó Dmitri Danílov, colaborador del Instituto de Europa (Academia de Ciencias de Rusia), "el problema fundamental radica en la escasez de ideas respecto al futuro estatuto de Kosovo, aceptables simultáneamente tanto para los serbios como para los albaneses. Es la comunidad internacional la que debe decidir la forma de resolver el problema".