Rusia ha rechazado otro proyecto de resolución sobre Kosovo sometido el miércoles a examen del el Consejo de Seguridad de la ONU por Gran Bretaña, EEUU y Francia. Los autores del proyecto proponen aplazar la definición del estatus de Kosovo y ofrecer la posibilidad de reanudar las negociaciones a Serbia y los albanokosovares. Si pasados cuatro meses los debates no surten ningún resultado, debería aprobarse el Plan de Ahtisaari que abre el camino a la independencia de Kosovo bajo control internacional. Las principales decisiones las tomarían la OTAN y la Unión Europea.
Occidente tendrá que diseñar un proyecto nuevo que satisfaga a Moscú o pasar a acciones unilaterales.
Hoy por hoy, el problema kosovar puede ser interesante sólo desde la óptica de la maestría diplomática de las partes, pero no más. Kosovo obtendrá la independencia, lo comprenden perfectamente en Moscú o, por lo menos, deben darse cuenta de esto. EEUU, secundado por varios países europeos, ante todo Alemania, practican una política encaminada a suprimir la influencia de Serbia y fragmentar los Balcanes. Es una política en que no se han introducido correcciones, y no hay indicios de que se introduzcan en un futuro. Además, Occidente no aceptará interpretar el caso de Kosovo como un precedente y que pueda aplicarse también a otros conflictos. Además, esto no respondería a los intereses de la propia Rusia, en cuyo territorio hay zonas en que pueden estallar conflictos.
Kosovo no es el último Estado de reciente soberanía. No es obligatorio ni mucho menos que los siguientes en obtener la independencia sean Abjasia, Osetia del Sur o Transnistria. La sucesiva desintegración de las federaciones existentes es una perspectiva poco agradable pero bastante real para las autoridades de éstas. Desde luego que se puede apelar al Derecho Internacional que los grandes de este modo interpretan cada vez más a su antojo, pero el mejor remedio contra la desintegración es el derecho nacional. Para que una federación tenga mejor gobernabilidad y, consiguientemente, mejor estabilidad, hay que conferir mayores competencias a sus partes constitutivas. En el caso de Kosovo esto es ya demasiado tarde. En algunos otros, posiblemente, no.
