Si hay amenaza hipotética de una revolución en Rusia, es por la división que se vislumbra en los pasillos del poder.
Las elecciones parlamentarias de diciembre próximo, que en un principio iban a servir de ensayo prácticamente indoloro para el triunfo de futuro sucesor de Putin en 2008, se convierten a ritmos acelerados en un gran quebradero de cabeza para la élite rusa y en un factor autónomo para las peripecias subsiguientes a raíz del cambio del poder en el Kremlin.
Los acontecimientos en Ucrania son aleccionadores: al margen del recelo ante la política de protestas callejeras y la inconveniencia de tocar la Constitución, es la división dentro de la élite lo que presagia cambios revolucionarios.
Es lo que amenaza hoy a la élite rusa. La campaña electoral de 2007 se va transformando en una plaza de debates sobre la "continuidad del poder". Ahora que el presidente del Senado y líder de Rusia Justa, Sergéi Mirónov, ha enarbolado la consigna del tercer plazo para Putin, es obvio que en el Kremlin hay una confusión total.
El antagonismo entre dos partidos oficialistas, Rusia Unida y Rusia Justa, ha dejado de ser ficticio. No sólo porque Rusia Justa es el único partido importante que no ha tenido reparos políticos en hacerse con una consigna popular, promoverla hacia las masas y así dar un salto desde la actual intención de voto, del 10-15%, hacia una categoría de peso mayor, por ejemplo, de un 20-25% en las elecciones de diciembre. Mirónov ha inaugurado una plaza que será lugar de concentración tanto para la gente descontenta con Putin como para aquellos que tienen miedo a su retirada. Es una "marcha de descontentos" dentro de la élite.
Si Putin cae en la tentación del tercer plazo, las elecciones serán ganadas por Rusia Justa, mientras que el otro partido oficialista tendrá que batallar por un 25-30% en vez de aspirar al 45%. Y si el presidente no tiembla, su futuro sucesor tendrá que cohabitar durante largo tiempo con una fuerza política legítima e influyente que en 2008-2012 va a explotar de manera consecuente la consigna "¡Que vuelva Putin!".
Conviene que los políticos rusos miren de forma más detenida a la evolución de los acontecimientos políticos en Ucrania. Especialmente, porque en este país ya se está barajando la denominada "opción cero", es decir, elecciones anticipadas simultáneas, parlamentarias y presidenciales.
