Ulianovsk (región del Volga), 30 de marzo, RIA Novosti. Vladímir Kochetkov, maestro de Geografía de Surskoe, provincia de Ulianovsk, suele viajar por el mundo en bicicleta.
Hace unos días él regresó a casa, después de haber recorrido la India, Pakistán e Irán, en total unos 5.000 kilómetros, desde mediados de febrero.
Este viaje era uno de los más complicados y peligrosos de los que hice antes, atravesando América, Europa, Australia y China, dijo él a RIA Novosti.
Vladímir sabía que lo esperaban peligrosas infecciones, raras costumbres orientales y dificultades con la obtención de visados, especialmente para Pakistán.
"Al bajar del avión en Bombay, sentí que olía a sándalo, mar e inmundicias. Me dije: ¡Huele a la India!", cuenta él.
Antes de ir a Pakistán, en el Centro de Amistad Ruso-India le advirtieron que allí las leyes son muy severas: pueden cortar la cabeza o un brazo y arrojar a la cárcel. Lo proveyeron de varios números de teléfonos por sí surgía una necesidad de ponerse en contacto con la embajada.
"Llegué a sentir miedo, pero la realidad resultó ser no tan espantosa. La gente sencilla parece ser igual en todas las partes. Un día unos paquistaníes por poco pelearon, disputando el derecho a convidarme", dice el geógrafo.
Casi todos insistían en que él abrazase el islamismo o, al menos, reconociese que ésta es la religión más correcta del mundo.
Irán lo sorprendió por lo limpio o lo bien arreglado de sus poblados. Pero hubo problemas de tráfico. La bicicleta no goza de mucha popularidad en el país, porque la gasolina allí es muy barata.
El viaje resultó ser bueno, en general, afirma Vladímir, añadiendo que ahora en su agenda figura un viaje a México.
