El domingo último, la Agencia Federal de Supervisión en materia de Agricultura hizo la segunda advertencia ya a la Unión Europea. Si ésta hasta el 1-ro de enero no presenta garantías de la buena calidad de la carne procedente de Rumania y Bulgaria, la Federación Rusa introducirá embargo sobre la importación de carne de todos los países de la UE.
En octubre último, Rusia dejó de importar carne de Rumania y Bulgaria, porque allí se registraron casos de la gripe aviar y la peste bovina clásica. El director de la Agencia, Sergei Dankvert, teme que tras la adherencia de éstas a la UE, ese peligroso producto pueda penetrar en Rusia vía otros países.
Según el presidente del Comité Ejecutivo de la Asociación Cárnica Nacional, Sergei Yushin, no va a pasar nada grave de introducirse la prohibición de importar carne de toda Europa. Pues Rusia puede reorientarse rápidamente a otros países.
Pero el director general del Instituto de Coyuntura del Mercado Agrario, Dmitri Rilko, no comparte del todo tal opinión. Según él, Rusia todavía depende mucho de la importación de la carne de los países de la UE, y cualesquiera prohibiciones pueden repercutir negativamente en los precios. Rusia recibe de la Unión Europea 24 millones de toneladas de carne al año, mientras que produce ella misma no más de 5,5 millones. Pero si el mercado ruso se reorienta al de Brasil, por ejemplo, no habrá consecuencias negativas, dice él.
Otros analistas afirman que las amenazas de dejar de importar productos agrícolas de Europa pueden interpretarse también como un intento de presionar sobre la UE, para que ésta cambie su política aplicada con respecto a los productos agrícolas rusos. La UE subsidia sus exportaciones de carne, procurando abrirles paso hacia todos los mercados del mundo, pero no deja entrar en los mercados europeos a los productores ajenos.
