El Grupo Volkswagen se dedicará a fabricar cuatro modelos de su gama actual y un vehículo desarrollado especialmente para Rusia, a partir del Volkswagen Polo, en una planta industrial cuya construcción se inició el sábado en la provincia rusa de Kaluga. Este proyecto, el mayor de cuantos la empresa alemana ha implementado hasta la fecha en el suelo ruso, implica una amenaza tanto para otras marcas extranjeras que ya se ensamblan localmente como para AvtoVAZ, la mayor productora nacional de turismos.
Volkswagen pretende localizar en un 60-70% la producción de sus principales modelos en Kaluga, para lo cual quiere atraer también hacia el mercado ruso a sus proveedores de siempre, según las palabras de Bernd Pischetsrieder, el cabeza del grupo alemán. Estas empresas se van a concentrar en el parque tecnológico Grabtsevo, un terreno de 400 hectáreas que las autoridades regionales han reservado al lado de la planta. Junto con ésta última, será una superficie de 800 hectáreas, y el Gobierno regional se compromete a habilitar el terreno y construir las comunicaciones necesarias. Nikolay Liubimov, responsable de Economía en la Administración de Kaluga, afirma que en el presupuesto regional se ha contemplado para el próximo trienio un gasto de casi US$74 millones para este proyecto, y que Volkswagen podrá beneficiarse de una exención del impuesto patrimonial durante 12 años, así como de algunos descuentos en lo que respecta al impuesto sobre el transporte.
Uno de los proveedores de VW, Siemens, pretende montar en la misma provincia una planta de equipos eléctricos. En el marco de este proyecto, que será presentado oficialmente el martes, los alemanes quieren adquirir tres empresas locales - Avtoelectronica, Avtel e Insel - y hacer una inversión de alrededor de US$30 millones.
La nueva iniciativa industrial de Volkswagen será una de las más importantes de cuantas promueven en Rusia las empresas extranjeras. Solamente Toyota ha prometido construir en San Petersburgo una planta de mayor capacidad (200.000 vehículos anuales), traer a sus proveedores e invertir casi mil millones de dólares. Semejante política permite rentabilizar proyectos en un plazo más reducido, de entre tres y cinco años en el caso de VW, según los expertos.
Incluso un montaje sencillo, de grandes componentes industriales, suele reducir los costes en un 10%, y con la gama que ofrece, VW podrá hacer competencia a todas las marcas de coches producidas localmente, desde el Lada hasta el Toyota.
