La Agencia Rusa Exportadora de Armas "Rosoboronexport" está concluyendo las negociaciones sobre el suministro de hasta 50 cazas Su-33 a China. El precio de la transacción se estima en $2.500 millones. En caso de que llegue a cuajar en la realidad, será el segundo en importancia contrato de exportación de armas rusas.
Según comentan fuentes próximas a las negociaciones, en lo que resta de año China le comprará a Rusia dos cazas embarcados Su-33 para apreciar sus performances. Los cazas están destinados para el portaviones que está construyendo China. El precio de cada caza es de unos $100 millones. La firma del contrato se espera en diciembre próximo en Pekín. Los aparatos serán construidos en la planta de Komsomolsk del Amur.
China tiene previsto terminar la construcción de su primer portaviones hacia 2010. El buque estará dotado de aviones extranjeros, porque hacia aquel momento China todavía no habrá creado su propio avión embarcado. En una perspectiva, China planea diseñar su propia versión de Su-33 empleando tecnologías adquiridas en Rusia. Para estudiar el diseño de Su-33, no hace mucho, los chinos adquirieron en Ucrania el caza T-10K (uno de las versiones experimentales de Su-33 que se quedó en Ucrania tras la desintegración de la URSS). El avión ucraniano ya es inservible, pero tiene instalados todos los sistemas que aseguran su posamiento en la cubierta de portaviones. Hasta 2016, China planea construir tres portaviones, de modo que si este país afronta problemas en el diseño de su propio caza embarcado, Rusia podría contar con la ampliación del contrato.
La opción ya afinada con Pekín estipula el suministro de otros 12 Su-33. La partida puede crecer hasta 48 aparatos, lo que aumentaría el precio del contrato hasta $2.500 millones. Sería el segundo en importancia contrato suscrito por Rusia en materia de cooperación técnico-militar (después del contrato de ensamblaje bajo licencia de cazas Su-30MKI en India).
"En teoría, China sí que puede diseñar su propio avión. Este país ya ensambla bajo licencia J-11 que de hecho es Su-27SK. El problema estriba en cuánto costará y cuán eficaz sería su explotación -expresó Konstantín Makienko, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías-. Los aviones embarcados son un producto específico. Será imposible convertir el caza Su-27SK en avión embarcado poniéndole un motor más potente. Pekín no firma el contrato de suministro de toda la partida de cazas para el portaviones debido, probablemente, a las dificultades que surgieron con la ejecución por Rusia del contrato de suministro de 38 aviones Il-76MD e Il-78MK. Además, se necesita afinar el precio".
