La lucha contra la inmigración ilegal se convierte en un problema de vida o muerte en Rusia. En el aeropuerto capitalino de Domodedovo ayer murió de un ataque de asma el georgiano Tenguiz Togonidze, de 58 años, que esperaba deportación por haber infringido las reglas de entrada en Rusia. Tenguiz llegó a ser la primera víctima de la confrontación Moscú - Tbilisi.
Los organismos judiciales de Rusia afirman que las deportaciones en masa afectan sólo a los infractores de la ley. Según datos del Centro Levada, el 12% de los interrogados apoyan de lleno y el 40% "dentro de lo razonable" la consigna "Rusia para los rusos". El 38% de los habitantes de Rusia están dispuestos a respaldar la lucha contra los inmigrantes ilegales. Pero al propio tiempo no se oye nada de las deportaciones en masa de azerbaiyanos, moldavos, uzbecos o chinos que viven ilegalmente en Rusia.
El Estado ruso realiza deportaciones por motivos étnicos. En otros países proceden de otro modo. En España, donde el 52% de la población sostiene que la inmigración ilegal es uno de los problemas fundamentales del país, en febrero de 2005 fue declarada amnistía a los advenedizos ilegales. Fueron legalizadas unas 700 mil personas. Después de ello empezaron a detener y deportar a quienes entran ilegalmente en el país. Pero las autoridades españolas no los subdividen en marroquíes, rumanos o, por ejemplo, ecuatorianos. Según datos del Instituto OPINA, el 53,2% de los españoles apoyan la aplicación de tales medidas. A comienzos de 2006, también Francia recrudeció las reglas de control sobre la inmigración. El ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, después de realizada la amnistía, prometió deportar de hasta 40 mil inmigrados ilegales al año, también sin hacer distinción entre la nacionalidad de ellos. En febrero de 2006, en la Argentina fueron amnistiados casi 750 mil inmigrantes ilegales, tanto oriundos de América Latina como de los países asiáticos.
Según diferentes fuentes, en Rusia trabajan de 5 a 6,5 millones de inmigrados, o del 7% al 10% de todos los recursos laborales del país. Las deportaciones selectivas, a diferencia de la lucha contra la inmigración ilegal, no encuentran apoyo entre la mayoría de la población. Un reciente sondeo realizado por la compañía "Bashkirov y consocios" ha mostrado que sólo el 13% consideran que la actitud hacia los advenedizos y su deportación pueden depender de la política que las autoridades rusas apliquen hacia el país de su origen. Y por último, no está claro cómo concuerdan las deportaciones con las manifestaciones que hacen el presidente y altos funcionarios de que Rusia debe transformarse en un país atractivo para la mano de obra extranjera.
