El pasado martes, al día siguiente de las noticias acerca de un escándalo en la familia de Román Abramovich, fuentes solventes anunciaron otro viraje radical en la trayectoria del magnate ruso, diciendo que podría abandonar a finales de diciembre el cargo de gobernador de Chukotka. Los observadores locales no descartan tal variante pero discrepan al comentar la eventual reacción por parte del Kremlin.
Una fuente próxima a la Administración Regional de Chukotka admite que en Anadyr, capital de esta provincia rusa, realmente circulan algunos rumores al respecto y que, ‘al parecer, no son infundados'.
Vitaly Ivanov, subdirector del Centro de coyuntura política, supone que Abramovich quiere renunciar al puesto de gobernador pero difícilmente podrá ejecutar este plan, ‘puesto que el Kremlin es renuente a los cambios en esta región'. Que el propio Kremlin se haya propuesto destituir a Abramovich le parece improbable, pues hace nada, en 2005, lo revalidaron en el cargo.
Otro analista ruso, Dmitry Badovsky, presta más crédito a los rumores sobre la próxima renuncia de Abramovich y explica que él, por un supuesto acuerdo con Putin, aceptó quedarse al frente de Chukotka por un año más, simplemente porque habría sido feo sustituirlo en aquellas fechas, poco después de que había vendido Sibneft a Gazprom. Otra circunstancia que confirma, indirectamente, esos rumores es que el Kremlin le pidió a Abramovich crear una megacorporación metalúrgica a partir de Evrazholding, grupo en que el magnate tiene una participación del 41%. ‘Las funciones de gobernador no le dejarían ocuparse de ese proyecto que requiere muchos esfuerzos' - señala el experto. También es verdad que, últimamente, Abramovich se ha convertido en la comidilla de la prensa amarillista, lo cual quita el prestigio a la institución de gobernadores nombrados por el jefe de Estado, de manera que esta vez el Kremlin no se opondrá a su retirada, agrega él.
