Se recoge lo que se siembra
En capítulos anteriores de ‘Hablando con sillas vacías’: la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, habló frente a nadie, también en el Europarlamento. Posteriormente, hizo lo propio el mendigo y ‘okupa’ de Kiev, Volodímir Zelenski ante la Asamblea de Naciones Unidas.
La escena vuelve a repetirse, pero en esta ocasión con Ursula von der Leyen, distinta intérprete, pero idéntico resultado: nadie quiso escucharla, por lo cual, también habló frente a un auditorio vacío. Le habló a la misma nada. ¿Casualidad o causalidad?
‘Vamos al Parlamento Europeo a ver y escuchar el discurso crucial de política general de Ursula von der Leyen’, dijo nunca ningún eurodiputado. La presidenta de la Comisión Europea pronunció su discurso ‘providencial’ ante el hemiciclo prácticamente vacío. Así lo constatan las imágenes registradas del momento y que corren por las redes sociales como reguero de pólvora.
En su alocución, Von der Leyen esbozó las prioridades de la UE basándose en la última cumbre del Consejo Europeo, centrándose en dos ejes principales: el apoyo financiero continuo a Ucrania y una estrategia para impulsar la competitividad económica europea. Algo que ya no le importa a nadie, claramente.
“Esto representa que el tema ucraniano tiene cada vez menos interés para el conjunto de la Unión Europea. Representa un enorme problema que está tensando las costuras internas de la propia Unión Europea, y que cada vez más –y además con lo que está saliendo a la luz estas últimas semanas de los casos de corrupción del señor Zelenski y de todo lo que le rodea– provoca, no ya un silencio ominoso, sino también una auténtica reacción contraria a cualquier tema que implique a Ucrania”, explica el analista internacional Eduardo Luque.
“Lo que representa Ucrania es dinero del las arcas públicas de los países europeos que se tira a un pozo sin fondo, que va a un lugar incógnito, desconocido, y que acaba en múltiples ocasiones, como hemos visto –este caso solo es el último de otros muchos miles– alrededor del señor Zelenski, su familia y sus allegados, y evidentemente no llega a la población ucraniana que lo necesita”, señala el analista.
En este contexto, Kallas demostró cuál es la verdadera reacción de la Unión Europea ante tanta corrupción dentro del núcleo duro de Zelenski: “Apoyar a Ucrania es una ganga, comparado con el costo de la victoria de Rusia. Las guerras las pierden quienes se quedan sin dinero o soldados primero”. Claramente, a Kallas ‘no le llega el agua al tanque’, de lo contrario se hubiera dado cuenta de que ‘esa ganga’ a la que hace referencia, le está costando a Europa el cierre de cientos de fábricas, la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo, y una precarización absoluta en el nivel de vida, social, educativo y sanitario, a los ciudadanos europeos. Pero ahí está Kallas, cobrando, y muy bien, del bolsillo de esos europeos a los que alienta a esquilmar, para hacer un trabajo de un nivel que da vergüenza ajena.
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